8 de mayo de 2010

La leyenda de Cool Hand Luke




El impulsivo Luke Jackson ha sido condenado a dos años de trabajos forzados. Su delito fue romper en plena borrachera un poste de aparcamiento. La vida en el penal es durísima, con compañeros castigados a penas mucho mayores, y la violencia, en presos y carceleros, un hábito del que nadie puede prescindir. Luke, veterano de guerra, no está dispuesto a ceder. Pero tendrá que pagar un precio por su pretensión de seguir siendo él mismo... (FILMAFFINITY)

Cool Hand Luke no es la típica película carcelaría. A caballo entre el cine clásico y el moderno, la película de Stuart Rosenberg, se distancia de las tramas clásicas de películas como La evasión, ( de Jacques Becker, 1960), Un condenado a muerte se ha escapado (de Robert Bresson, 1956) o incluso del gran precendente del cine de Hollywood, La gran Evasión (de John Sturges, 1962). En todos estos films, el principal leivmotiv era la huida de la prisión. No es el caso de Cool Hand Luke, puesto que este reducido grupo de hombres obligados a trabajos forzados, no cargan con grandes condenas en su mayoría, un año, dos años, quizás más, pero conscientes de que su libertad está a la vuelta de la esquina.


Lucas Jackson no cree en las normas sociales. No cree en la autoridad. Plagado de dudas, no encuentra su lugar tras volver de la guerra. A raíz de su inconformismo tintado de vandalismo recala en una prisión sureña obligado a realizar dos años de trabajos forzados. Lucas sonrie ante los jefes, ante los compañeros que ve todo el funcionamiento de la prisión como una farsa, un juego de autoridades con el que no se siente para nada identificado. Es por eso que tiene problemas de integración con sus nuevos compañeros, ya que no está dispuesto a recibir ninguna orden de ninguno de éstos, por mucho poder que crean tener dentro de los barracones. Tras unos primeros momentos de tensión con el bravucón Dragline “Drag” ( George Kennedy), pronto se convertirá en su “baby” tras demostrarle, en un informal combate de boxeo, que nadie ni nada puede pararle, que no va a ceder ante nada por mucho que su vida corra peligro. Así, tras una divertida partida de póker, recibe el nombre de “Cool hand Luke”, algo así como “sangre fría Luke”, haciendo un juego de palabras intraducible con la habilidad de éste de jugar con manos ( de póker) completamente vacías y ganar la partida.



Luke no tiene pretensiones de fuga, ¿para qué? No tiene a donde ir ni que hacer, al menos en prisión tiene algún objetivo, y los jefes no son demasiado duros si uno se ciñe a su trabajo, pero todo esto se viene abajo cuando Luke recibe la noticia de que su enferma madre acaba de fallecer y es obligado a pasar un día y medio en “la caja” con tal de evitar una posible fuga para ir a visitar el cuerpo de su madre. Esta injusta despota decisión, cambia el tono amable de la película, de fábula sureña de amistad con sueños de libertad, a otra fábula de aires bíblicos mucho más dura y profunda. En este momento es cuando Luke decide fugarse, simplemente como desafío a un sistema injusto y empieza a convertirse en un modelo para los demás, una especie de pseudo-Jesucristo que ha de sufrir su propio calvario, ya que al igual que Cristo su castigo se convierte en ejemplo moralizante para los demás ( es evidente la analogía cuando, tras una dura jornada de tortura, es colocado en una mesa del barracón con los brazos en cruz o el intento de reconciliación con Dios, en la iglesia al final de la película). Él es consciente y aceptará su sacrificio, ya que posiblemente esto, el convertirse en modelo para los demás, sea lo único que ha tenido sentido en toda su vida.


Stuart Rosenberg, junto con el saber hacer del cinematógrafo Conrad Hall (autor de la fotografía de películas como Harper, A sangre fría, Dos hombres y un destino, Marathon Man o American Beauty) plantea una película con una fotografía realista, natural, con la insistente presencia del contraluz en un buen número de planos, posiblemente para introducir al espectador en este sofocante ambiente en el que se mueven los personajes, siempre a ritmo de canciones tradicionales sureñas como The Midnight Special o Cotton Field, interpretados magistralmente por Harry Dean Stanton. De la misma forma, el uso del contrapicado ( los jefes son presentados siempre en contrapicado) sirve para distinguir de forma radical la posición social de los diferentes grupos de personajes, especialmente al “hombre sin ojos”, el caso más significativo, y representativo del concepto de libertad, al que Luke consigue vencer por un momento con su desafío, con su cool hand, pero eso sí, con una sonrisa en la boca.

Letra de Plastic Jesus (en el video), interpretada por Luke tras la noticia de la muerte de su madre

I don't care if it rains or freezes
Long as I've got my plastic Jesus
Sitting on the dashboard of my car
Comes in colors pink and pleasant
Glows in the dark cause it's iridescent
Take it with you ... when you travel far.

Get yourself a sweet Madonna
Dressed in rhinestones sitting on a
Pedestal of abalone shell
Going ninety I ain't scary
Cause I've got the Virgin Mary
Assuring me that I won't go to hell.

(repeat 1 time)


Artículo de David Boscá

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