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1 de abril de 2010

Por un puñado de rockumentales




Polar:Home (2008, Pau Martínez y Gabi Ochoa, 2manyproducers)

El documental se centra en el último disco de Polar, que por aquel entonces era Comes With A Smile, y que en la misma fecha celebraban su décimo aniversario como banda. La realización corre a cargo de dos directores valencianos, Pau Martínez y Gabi Ochoa. A lo largo de su hora y tres cuartos de duración, se nos muestra la vida y los entresijos del grupo independiente valenciano que trabaja duro para sacar adelante su mayor sueño, vivir de la música. La cámara empieza grabando en del estudio, en el local de ensayo, recogiendo momentos de composición y oscuridades artísticas, y termina juntando todos estos momentos en la promoción final del álbum. Narrativamente el documental se apoya en imágenes de recurso, como ensayos, directos, viajes, y en entrevistas con los miembros de Polar, sin dejar de lado los testimonios de gente del mundo de la música, locutores de radio, productores, etc. Finalmente, cuando termina la película, es cuando nos damos cuenta que hemos confraternizado con estos músicos, que los conocemos bien y que se han establecido lazos de empatía de forma involuntaria. Para mí ese es el mayor logro de este sencillo, pero efectivo, rockumental.

Aquí el videoclip Tomorrow dirigido por los responsables del documental:



DiG! (Ondi Timonir, 2004)


Si en Polar:Home encontramos un ambiente calmado, o tenso pero sin ser violento, en DiG encontramos todo lo contrario. Sólo rock'n'roll y locura. Hay música, creatividad, dudas, drogas, éxito, grandes cantidades de ego, indies, poppies, hippies, policias, peleas, más drogas, antros, clubes, pubs, industria, dinero, locura, y muchísimas situaciones más. El documental, dirigido por Ondi Timonir, recoge las trayectorias, durante siete años, de dos bandas norteamericanas que se hicieron famosas a mitad de los noventa, The Brian Jonestown Massacre y The Dandy Warhols. Al principio el grupo de los Warhols amaba e idolatraba a los Jonestown, pero poco a poco esta relación se volvió insana y terminó en un odio atroz, aunque siempre con respeto. El documental de Timonir se convierte en una experiencia de lo más interesante, ya que vemos como el grupo TBJM termina destruyéndose por no adaptarse a la industria discográfica, mientras que la banda liderada por Courtney Taylor consigue finalmente el éxito tan anhelado. El film hace recapacitar al espectador sobre el éxito, la música, la vida en la carretera y sobre los principios que uno debe seguir si forma parte de este underwolrd cultural.

Sólo por ver el montaje, con un ritmo trepidante y una narrativa sólida, que resume siete años, vale la pena dedicarle una hora y cuarenta minutos. Creo que se ha convertido en el mejor rockumental que he visto en años. Al menos por todo lo que resume.

La magnífica edición que ha editado Avalon viene con un DVD extra con material no editado, conciertos y una pista que recoge entrevistas con los protagonistas años después de haber terminado el documental.

Aquí el trailer del documental



Artículo de Rubén S. Ferrer

27 de marzo de 2010

La leyenda del DJ Frankie Wilde


Sin música, la vida sería un error.
Friedrich Nietzsche

Sí, es cierto que la cita está tan manida que casi anda en carne viva, pero déjenme que me explique, denle una oportunidad a este pobre blogger novato en Al norte por el noroeste. La leyenda del DJ Frankie Wilde es un biopic acerca de uno de los más reputados deejays del mundo -afincado en Ibiza, para más señas- que se sumerge en los recovecos más sórdidos de la fama (pues decir “de la música electrónica” sería superficial e injusto) y asciende a las más elevadas de la empatía con el público mediante la música. En esa especie de purgatorio que resulta de la combinación del talento y la insensatez se sitúa el culmen y el declive de un personaje carismático pero autodestructivo hasta extremos insospechados. Ante semejante personaje, es obligado aclarar que el susodicho Frankie Wilde no existe -¡no, y lo demás son ganas de perder el tiempo en foros!-, aunque está inspirado en los rasgos de diferentes DJs reales: se ha hablado de Jon Carter, Brandon Block o del mismísimo Sven Väth. Juzguen por sí mismos:



Sea como fuere, Wilde, dotado con un enorme talento para, mediante los platos, transmitir el éxtasis a miles de personas anónimas, es completamente incapaz de poner en orden su vida, que será rápidamente destruida por la deslealtad de aquellos que le rodean, por su aguda politoxicomanía y, de forma que parece definitiva, por los coqueteos con la sordera irreversiblemente unidos a su oficio. Cuando la burbuja electrónica que lo envuelve, a modo de velo entre él y el vacío más total, explota; cuando lo único que realmente ama en el mundo se desvanece en el silencio; cuando el gran teatro de marionetas que es su vida comienza a arder, comienza su desaparición y posterior calvario por el mundo. Del mismo modo que Robert Johnson permaneció en paradero desconocido como por arte de magia negra durante varios años (según se cuenta, para venderle su alma al diablo a cambio del don de tocar la guitarra como los ángeles), Frankie comienza una andadura sin rumbo que, por caprichos del azar, le lleva a una mujer con la que descubrirá –de nuevo azarosamente- que la música es bastante más que un goce auditivo: es un hormigueo que se puede experimentar desde las palmas de las manos o las plantas de los pies, una reverberación invasiva e inexplicable, una manifestación del ser. Gracias a este hallazgo, el DJ más sordo de la galaxia musical consigue llevar a cabo su reaparición y volver a emocionar a las masas enfervorecidos por una sola vez, tras la cual decide retirarse de forma definitiva.


Más que una historia de superación al uso tan del gusto anglosajón, lo que nos muestra el británico Michael Dowse (nominado como mejor director a los Genie Awards canadienses por el film que nos ocupa) es una fábula sensitiva, la constatación de la tensión entre el arte y la destrucción y, asimismo, la posibilidad de la reconstrucción ontológica de cualquier ser humano, con sus miserias y genialidades, a través del ingenio y del amor a la música. O, como expresara Miguel Hernández, que tan en boga porque se le ocurrió nacer cien años atrás, que acaso sea más sensato que nacer en nuestros días:

Turbia es la lucha sin sed de mañana.
¡Qué lejanía de opacos latidos!
Soy una cárcel con una ventana
ante una gran soledad de rugidos.
Soy una abierta ventana que escucha,
por donde va tenebrosa la vida.
Pero hay un rayo de sol en la lucha
que siempre deja la sombra vencida.


No olvidemos, para los entendidos en la materia, el valor extra que confieren a este falso documental las apariciones de gurús de la electrónica como Carl Cox, Paul Van Dyk o Tiësto, entre otros. En resumen, un trabajo disfrutable que mezcla elementos –huelga decirlo: como la vida misma- de la comedia más bizarra y de la tragedia más desoladora. Y ya para finalizar, ¿que me dicen del tema de la desaparición? ¿Qué hubiera sido de la literatura, el cine y la música popular de las últimas décadas sin el constante recurso a la anulación?

Aunque probablemente ciertas comparaciones sean odiosas, a este respecto quizá te puedan interesar:

Apocalypse Now (1979), de Francis Ford Coppola
This is Spinal Tap (1985), de Rob Reiner
Missing (1982), de Constantin Costa-Gavras
Acordes y desacuerdos (1999), de Woody Allen
El perfume (2006), de Tom Tykwer
Up (2009), de Pete Doctor y Bob Peterson

Y a propósito del rollito electrónico:

Con la música a tope (2000), de Greg Harrison
Berlin Calling (2008), de Hannes Stöhr

Artículo de Miguel Pérez

18 de marzo de 2010

Recordando Quiet Man en Innisfree




Algunos de vosotros ya conoceréis a José Luís Guerín (Barcelona, 1960), pero me temo que la mayoría de la gente desconoce a este cineasta tan adorado por las minorias. José Luís Guerín es actualmente uno de los mejores realizadores de documentales que ha parido nuestra patria, y cuando digo de documentales no me refiero a los de naturaleza (que no los desprecio), sino a los cinematográficos, a aquellas películas que tienen por finalidad capturar la realidad tal cual es (aquí podemos discutir mucho) y que nos llegan al alma, no sólo por la historia que cuenta sino porque nos hace reflexionar, encontrar una lectura oculta bajo un texto muy personal.

Conocí su obra gracias a J.Pavía, quien en clase nos habló de En Construcción, quizás su película más conocida por las masas. Así que, al igual que hacía con todas las películas que nos nombraban en clase, saqué tiempo para visionarla. Recuerdo que me produjo una extraña sensación ya que por aquel entonces yo estaba muy poco familiarizado con el cine de autor francés. Digo esto porque Guerín ha mamado hasta la saciedad este cine, y para mi, es uno de los mayores catalizadores del cine francés y europeo en nuestro país, en el que disfrutar de esta estética y narrativa es cada vez más difícil (véase el film Lo que sé de Lola de Javier Rebollo).


Desde entonces siempre que he oído hablar de documentales ha aparecido el nombre de Guerín por algún lado, lo que me hacía sentir un paleto por no conocer su obra, y más paleto aún por trabajar en el mundo audiovisual. El problema, y no es excusa, es que sus obras nunca han sido fáciles de encontrar. Si no recuerdo mal conseguí Tren de Sombras por la red; una copia mal pasada, en baja calidad, con audio pésimo y subtitulada en portugués (por lo menos...). Afortunadamente el director barcelonés ha cedido y sus documentales (al menos tres) acaban de ser editados por Versus. Se trata de una caja con cuatro discos que contienen Innisfree, Tren de Sombras y Unas fotos en la Ciudad de Sylvia; además la edición contiene un libro de 64 páginas y un disco con entrevistas y extras. Imprescindible.



El caso es que hace un mes me compré esta edición ya que necesito tener muchas referencias para el trabajo, así que por qué no empezar por el producto nacional. Habiendo visto ya En Construcción quería empezar por el primer disco Innisfree. En esta película Guerín viaja a Irlanda en busca del pueblo de dicho nombre donde se desarrolla la historia de The Quiet Man (John Ford, 1952). Así que decidí ver las dos seguidas. Innisfree es, sin lugar a dudas, el mejor homenaje que se la he podido hacer a la película de Ford. En el documental (que se permite algunas licencias de dramatización) Guerín nos muestra la vida en el pueblo en el que se rodaron los exteriores del film, así como la huella tan honda que ha dejado esta experiencia. Pero Innisfree no existe, el nombre hace referencia a Irlanda (Isla Libre) y se asocia a lo puramente irlandés (el mérito se le atribuye al poeta William Butler Yeats).


Sobre el documental de Guerín me gustaría señalar varias cosas. La primera es su estilo, heredero del cine francés y de su maestro Víctor Erice. La segunda es la narratividad de esta película. El director no se ciñe al documental de estilo directo, sino que le suma a esto una serie de dramatizaciones (en mi opinión y me gustaría descubrir que estoy equivocado en algunas) muy personales que ayudan a comprender mejor lo que el autor desea contar. Como es el caso del personaje de la chica pelirroja que regresa al pueblo después de vivir en EEUU (referencia al personaje de John Wayne), así como los amantes que pasean juntos y actúan como los protagonistas del film predecesor. También crea ciertas situaciones como los hermanos que hablan en gaélico, las canciones que se cantan por el pueblo, los niños que cuentan al detalle la película de Ford (para mi que está ensayado). Sin embargo, a parte de la manipulación de autoría, consigue mostrarnos como un pueblo entero recuerda el día (sobre todo los pocos mayores que siguen vivos) en el que el director de Las Uvas de la Ira volvió a su Irlanda natal para hacer una película que llevaba planeando desde los años treinta. Hay, en el film de Guerín, una frase que dice uno de los entrevistados que acontinuación transcribo de memoria "a pesar de haber nacido después (...) guardo el recuerdo que me transmitieron mis padres". Creo que esta frase resume muy bien aquello que se nos muestra en Innisfree.


Aunque nunca he sido admirador de Guerín, creo que su trabajo es lo mejor que se está haciendo ahora mismo en el terrerno nacional de documental cinematográfico. Para mi su filmografía es fundamental para conocer a uno de los directores de cine más personales. Un ejemplo a seguir.

Otras películas de Guerín que espero comentar algún día:

Tren de sombras (1997)
En construcción (2001)
En la ciudad de Sylvia (2007)


Artículo de Rubén S. Ferrer

6 de marzo de 2010

Aquellos hermosos caballos




Zoo (2007, Robinson Devor)

Hablando con un colega sobre los últimos documentales que habíamos visto me comentó que existía uno que le impresionó demasiado. ¿Cómo es eso? le pregunté. "Si algún día puedes ver Zoo, hazlo" Fui al videoclub y curiosamente tenían este documental. "¿Zoo? Un documental sobre hípica. Igual es interesante". Mire la contra cubierta rápidamente "Reconstrucción" "impresionante fotografía". Aquello fue suficiente.

Zoo cuenta la historia de un grupo de gente, todos hombres, que practican la zoofilia (no lo defino porque todo el mundo sabe que es) hasta que la muerte de uno de sus miembros les descubre y desata el escándolo. Los medios y los políticos del estado de Washington se muestran horririzados ante semejante depravación, por lo que la condenan y terminan endureciendo las leyes y los castigos. El documental, de producción estadounidense y rodado en el 2007, lo dirige Robinson Devor. Para mi su trabajo, junto al director de fotografía San Kirby, es lo más interesante de esta película. Sus planos, cada uno de ellos y todos en su conjunto, forman una serie de encuandres, y por qué no, postales, de un preciosismo absoluto. Sus composiones manifiestan muy bien qué sienten los personajes. Están siempre ocultos, en la oscuridad, desenfocados y cuidadosamente poco iluminados (sí, no es una contradicción del que escribe); generalmente fotografiados a contraluz, como de espaldas a la realidad. El trabajo de Deven y Kirby se centra también en captar los grandes espacios, dándole a la naturaleza, el lugar donde se consuman los actos zoofílicos, grandiosidad, apertura, silencio y privacidad. Para terminar con la fotografía sólo decir que el uso de los travellings y la cámara lenta es impresionante, cuando los entrevistados recuerdan sus reuniones siempre lo hacen así, lentamente, a oscuras, escondidos y con poca luz para ocultar sus rostros.



Personalmente creo que se trata de un buen trabajo, con un notable en la dirección de fotografía. En cuanto a la historia existen momentos en los que, debo confesar, me he sentido tremendamente incómodo. La narración, conducida a través de entrevistas en off y alguna a cámara, hace mucho más llevadero la crudeza del documental. Es un gran acierto que Robinson Devor haya optado por mostrar las declaraciones y alejarse de utilizar la tan manida voz de un narrador. ¿Por qué la usan para contarnos las historia? ¿No se dan cuenta que la historia se puede contar por ella misma?


Por último quería comentar que esta película ha sido producida por Think Film. Como últimamente estoy viendo muchas películas que llevan el nombre de esta compañía me he puesto a investigar. Resulta que son los responsables de producciones como: Then she found me (fic) Before the devil's know you're dead (fic), Shortbus (fic), Tideland (fic), Murderball (doc), Festival Express (doc) y Primer (fic). Aunque tienen muchísimas más he citado éstas porque son las que visto, y la verdad que tienen una producción muy cuidadad y profesional.

Otros trabajos similares:

Equus (1977, Sidney Lumet). Película de ficción.
The Gift (2003, Louise Hogarth)
Police Beat (2004, Robinson Devor)

Artículo de Rubén S. Ferrer

24 de febrero de 2010

Herzog visita la Antártida




Si vemos la filmografía del director alemán nos daremos cuenta de que es un todo terreno. Con sus 67 años este hombre nacido en las montañas de Baviera ha hecho de todo: cortometrajes y largometrajes de ficción, documentales, ópera, interpretación, guiones, etc. Tras repasar toda su formación me doy cuenta de lo importante que es la mirada de este hombre, y de cómo consigue transmitirla en todas sus producciones. Por este motivo no me sorprendió nada encontrarme que Herzog había hecho un documental sobre la Antártida. ¿De qué hablará? ¿Pingüinos, focas, icebergs? Las dudas me asaltaban conforme recordaba el documental Grizzly Man, su personal mirada sobre un hombre que entregó su vida por hacer aquello que más le gustaba, convivir con los osos pardos.

El documental de Herzog, narrado con fuerza y lirismo, y con una fotografía soberbia, arranca con unas imágenes espectaculares en las que vemos los fondos marinos del continente. Enormes y extrañas formas caprichosas que crea el hielo congelado de la superficie, de tonos azules a amarillos, acompañados por una preciosa melodía coral. Cuando ya estamos totalmente subyugados al poder de estas imágenes entra la voz del creador, Herzog. El director explicada el motivo por el cuál decidió volcarse en un proyecto de estas características, y es más, le dejó bien claro la productora que no pensaba hacer un documental científico, y que desde luego no hablaría de pingüinos. Así es como el director alemán nos muestra la Antártida, como un conjunto de pequeñas estaciones habitadas por científicos con unas vidas extrañas y muy peculiares.


Herzog (director y técnico de sonido) y Peter Zeitlinger (director de sonido) llegan a la estación McNurdo, centro neurálgico de la Antártida. Allí es donde el realizador retrata la vida en el campamento; entrevista a conductores, científicos, cocineros, etc. Sin embargo a Herzog no le gusta pasar el tiempo en el campamento porque está civilizada, así que cuando puede huye y si marcha a conocer las vidas de los científicos que están en otras estaciones. Es en su recorrido cuando visita a zoólogos, vulcanistas, físicos y biólogos, cada uno de ellos con unas historias mínimas y poderosas. Quizá la más impactante ocurre cuando se entrevista con David Ainley, experto en pingüinos. A la pregunta de que si estas aves conocen la locura el especialista contesta que ha visto comportamientos extraños, como que un pingüino, con el excelente sentido de la orientación que tiene, decida abandonar la manada y adentrarse sólo en el continente. Y esto es lo que ocurre. La cámara de Zeitlinger graba a un pingüino que deja la manada y que, sólo (ya que por normativa se prohibe tocar a estas aves), camina hacia las montañas, donde encontrará una muerte segura. Herzog queda impresionado, al igual que le sucede al espectador a lo largo de los 100 minutos que dura la película.

Encounters at the end of the world es un documental atípico porque es científico a la par que antropológico, nos muestra la diversidad biológica pero a través de las personas que la estudian. En definitiva, Herzog no sólo nos habla de la Antártida y se de su hábitat, sino que nos muestra a las personas que han decidido renunciar a su vida en la sociedad para alejarse y encontrarse con otros seres humanos en el fin del mundo.

Otros documentales de Herzog:

The White Diamond (2004)

Artículo de Rubén S. Ferrer

16 de febrero de 2010

No te niegues, dice Neil




Neil Young- Don't Be Denied (BBC4, 2008)

El año pasado de editó el documental Déjà Vú, en el cual veíamos al grupo folk-rock más grande que han parido los Estados Unidos. Y es que hablo de Crosby, Stills, Nash And Young, conocidos como CSN&Y. Supergrupo compuesto por David Crosby (ex-miembro de The Byrds), Stepthen Stils (ex-miembro de Buffalo Springfield), Graham Nash (ex-miembro de The Hollies) y Neil Young (también de los Buffalo Springfield). Todos ellos, artistas reconocidos en la explosión hippy de lo sesenta dejaron sus respectivos grupos para encontrar un sonido propio. En Lauren Canyon (L.A) coincidieron Crosby, Stills y Nash, y de esta primera formación nació su álbum homónimo en 1969. Posteriormente Stills le ofreció a su amigo Neil Young, que ya era un reconocido cantautor dentro del estilo folk-rock y con dos discos en su haber, formar parte del trío. Cuando esto ocurrió se produjo la magia y nació la leyenda con el disco Déjà Vú. Treinta nueve años después el grupo se juntó con una gira creada por el propio Neil para llamar a las conciencias de los norteamericanos y luchar juntos contra el gobierno.

¿Pero quién es realmente este Neil Young? ¿Cómo podemos conocerlo bien? ¿Por qué es tan importante? ¿Por qué es el padre del grunge? Gracias al tirón que tuvo la gira de Déjà Vú los medios se fijaron en Neil, quien nunca ha querido saber nada de ellos. Entre revistas, entrevistas, apariciones en tv y otros medios, los ingleses decidieron apostar un documental breve, de una hora, eso sí, muy intensa.


Don't Be Denied no es otra cosa que una retrospectiva de toda la carrera de Neil Young. El aspecto positivo es ver a Neil contando su historia, sus experiencias, su recorrido por el negocio musical, etc. Toda la entrevista viene respaldada por las declaraciones de amigos y compañeros de viaje, como Stephen Stills, David Crosby, y otros que paracen a lo largo del metraje apoyando los testimonios del músico según la época que recuerda. Todo ello macerado con muy buena música y con unas películas en súper-8 inéditas del propio Neil, gran aficionado al cine. Por otra parte único que echo en falta son más declaraciones y una mayor profundidad en la carrera del músico candiense. Este documental termina con la última apareción de CSN&Y en el concierto Déjà Vú, sin embargo se deja por el camino la familia, la década de los noventa (sólo cita el Harvest Moon), así como la dilatada carrera que tiene con su grupo paralelo Crazy Horse (aunque se puede complementar visionando el documental de Jim Jarmusch, The Year Of The Horse). De todas formas, este documental no tiene desperdicio, y gracias a él nos llegarán, algún día, documentales más completos. En definitiva, Don't Be Denied es altamente recomendable para fans y para aquellos que quieran saber por qué es tan grande Neil Young.

Otras películas documentales con Neil Young:

The Year Of The Horse (1997, Jim Jarmusch)
Heart Of Gold (2005, Jonathan Demme)
The Last Waltz (1978, Martin Scorsese)
Rust Never Sleeps (1979, Bernad Shakey) Neil Young firma sus películas con el seudónimo de Bernad Shakey.
CSNY / Dejà Vú (2008, Bernad Shakey)


Artículo de Rubén S. Ferrer

6 de febrero de 2010

Los soldaditos de Jesús




Hace años tuve la suerte de ver una película de Ibáñez Serrador titulada ¿Quién puede matar a un niño?. En este film de terror una joven pareja extranjera viaja a una isla española, posiblemente en Menorca, para pasar unas felices vacaciones. Nada más llegar empiezan a ver muchos niños y pocos adultos, y conforme avanza la película la desproporción se vuelve cada vez más grande. Lo interesante del tema es ver como los chavales empiezan a organizarse socialmente. Toda una película de terror. Pues si los niños de este largometraje dan miedo en Jesus Camp, que es un documental sobre los evangelistas, dan miedo de verdad.

El documental del 2006 dirigido por Rachel Grady y Heidi Ewing trata sobre una serie de niños que pasan sus veranos en un campemento religioso propiedad de los evangelistas. Dicho centro está liderado por una mujer, Becky Fischer, quien guía a sus pequeños a través de un mundo corrupto, equivocado y contendado a la destrucción. El único camino para la salvación es rezar, aceptar a Jesús en sus corazones y luchar contra el sentido que están tomando la cosas. Por ese motivo Fischer adoctrina a sus alumnos para que se conviertan en "God's Soldiers", o "Army Of God", y luchen cuerpo a cuerpo contra su enemigo, los no creyentes. Pero los soldados de Dios no están solos, son liderados por un hombre que, gracias a la intervención divina, ha sido puesto en la Casa Blanca. El enviado no es otro que G. W. Bush. Para conseguir su meta y, a través de la guerra, cambiar el mundo, rezan a su líder. Tras las oraciones y los éxtasis místicos los niños consiguen ver a Jesús, quien a partir de ahora les guiará en su lucha particular.

Si esto no es un buen argumento para una película de terror que me lo digan. Si esto no es adoctrinar a niños ignorantes que me lo digan también. Si esto no es anular el pensamiento individual y el razocinio humano que me lo digan también.


La película de Grady y Ewing recoge los días del campamento y la salida de éste a través de las declaraciones de tres pequeños: Levi, Rachel y Tori. Estos niños representan a la perfección la mentalidad del grupo: lloran en los momentos de éxtasis, creen que la salvación está por venir, piensan que el combate contra los enemigos de Dios es la manera de consguir su objetivo, y afirman que el evolucionismo y el calentamiento global son falsos. Ante esta actitud debemos mirar a los padres. ¿Los niños no van a la escuela? ¿No ven los informativos de televisión? No, los niños no van a clase. Aprenden en casa a través de la Biblia, de los libros evangelistas y de las enseñanzas directas de los padres. ¿Por qué? Porque sus progenitores piensan que las escuelas están corruptas y que han tenido hijos para estar siempre con ellos, en todos los momentos de su vida, e-n t-o-d-o-s.

Si los padres son guías para sus hijos, en esta religión lo son aún más. Sin embargo, tanto los niños como sus procreadores deben asistir a reuniones, a las conferencias que imparte Becky Fischer, la ministra, la adoctrinadora. Nada más empezar el documental, la señorita Fischer se presenta orgullosa a cámara como "ministra" para la enseñanza de las doctrinas evangelistas, siendo sus alumnos a los niños de su "diócesis" (por llamarlo de una menera). Así, esta mujer que encargada de preparar los discursos, y los sermones, que da a las familias en las reuniones, tanto fuera como dentro del campamento. Hay una secuencia en el documental en el que Fischer ejemplifica el mal y la tencación a través de dos muñequitos de peluche, un león cachorro y otro adulto. Ambos, a simple vista, no inspiran ni respeto, sino todo lo contrario, pero en boca de la ministra, los juguetes se convierten en armas creadas por el diablo para que los niños sean débiles. El resto de los chiquillos del planeta les pedirán a sus padres que les compren uno, pero las semillas evangelistas no pueden ser débiles ante la llamada del diablo. En la misma secuencia Fischer nos muestra otros juguetes que ha comprado en tiendas, como una Barbie y un Kent que representan el pecado. Pero esto no termina aquí. Volviendo a las perlas que dice la ministra, me gustaría destacar por último la declarición que hace sobre la guerra que podrían librar sus soldados de Dios. En una de las primeras secuencias la señorita Becky Fischer, mientras ve un vídeo en que una niña entra en éxtasis, dice que si los niños de otras religiones se adoctrinan desde pequeños y saben que en cualquier momento pueden emprender una guerra contra otras culturas ¿por qué sus niños no pueden luchar por Dios?. Esa pregunta es demoledora.


De todos los personajes que aparecen en Jesus Camp tampoco hay que olvidarse del pastor evangelista Ted Haggard. Esposo, padre y mentor es el referente clave para Levi, un niño que quiere ser él, quiere predicar, enseñar la verdad, promover el alzamiento y desenmascarar a aquellos que no siguen las lecciones de la biblia. El documental también cuenta con otro personaje que está en la oposición, Mike Papantonio, un abogado que dirige y locuta el programa Ring Of Fire, en la Air America Radio. Como buen cristiano católico razona y analiza el problema de la actitud de los evangelistas. Hacia el final del film entra en antena Fischer y ambos mantienen una discusión sobre el adoctrinamiento y el lavado de cerebro. La conversación termina con Becky reconociendo que, tanto el lavado como la instrucción son métodos necesarios para formar al ejército de Dios.

Un buen documental, contado con sencillez, muy directo y de temática altamente conflictiva. Interesante. Ahora que cada uno vea el documental y juzgue por si mismo.

Pd.- El pastor Ted Haggard, quien se hizo famoso por sus polémicas acusaciones contra los homosexuales, fue expulsado de su iglesia al salir a la luz que durante muchos años estuvo manteniendo relaciones con otro hombre a cambio de dinero. Actualmente Haggard dice que se ha "curado" de la homosexualidad gracias a su religión.

Seguro que te parecerán interesantes:

Hell House (2001, George Ratliff)
Devil's Playground (2002, Lucy Walker)
Silhouette City (2008, Michael W. Wilson)


Artículo de Rubén S. Ferrer

29 de enero de 2010

El abuelo que pensaba en su Historia




Goodbye, America (2006, Sergio Oksman)

¿Al Lewis? ¿Quién es Al Lewis? ¿En serio? ¿El abuelo de la familia Munster? Pues sí, y además le hicieron un documental hace poco.
Si no recuedo mal fue C. quien me habló de él, me refiero al documental. Resulta que el abuelo de los Munster no era un actor al uso, era un hombre de su tiempo, una persona sensible a la que le afectaban los problemas por los que pasó su país, desde la Gran Depresión hasta el 11-S. ¿Años? Sí, muchos, nació en 1910, así que... Hay un momento en el que una periodista le pregunta su edad porque ya era muy mayor para entrar el política. Al Lewis le contestó "No soy viejo, soy un joven de 88 años. La única vieja que hay aquí es usted".




El documental no se centra en Al Lewis, quiero decir que no entra en detalles de su carrera como actor, payaso, psicólogo y entrenador de basket, pero lo utiliza como un catalizador a través del cual se nos cuentan los últimos 90 años de historia norteamericana. Habla de su infancia en un barrio judío de Brooklyn, de la gran influencia de su madre, de la lucha contra las injusticias, las guerras, las ideologías, la caza de brujas, y sobre todo de la vejez. Todo ello contado mientras se sometía a la sesión de maquillaje previa antes de aparecer en un show teatral, a los noventa y tantos años. "Sólo tengo miedo de perder la memoria" dice Al Lewis al arrancar la película, y la verdad es que gracias a su memoria siguen vivos todos aquellos a los que ha ido perdiendo a lo largo de la vida, sobre todo su madre, a la que menciona constantemente.


Entre los testimonios se intercalan imágenes de archivos, el programa radiofónico de corte político en el que participaba, con unas grabaciones de sus ultimos días, en las que vemos a Al Lewis muy desmejorado. Sin embargo, a través de sus ojos, apunto de cerrarse, vemos que sigue recordando, reviviendo su historia, la Historia. Justo cuando comprendemos esto el documental gana de forma inmediata una riqueza de carácter humano alejándose de la película para convertirse en un trozo de vida, en una memoria inmortal. Y esto es lo que más me interesa, cómo hablamos de un hombre sin hablar de él, cómo el personaje se transforma en el vivo retrato de un país que convirtió al abuelo inquieto de los Munster en un icono de toda una generación.

Otros catalizadores en forma de seres humanos:


Hubert Selby Jr: It'll Be Better Tomorrow (2005, M.W.Dean, K.Shiffrin)
Bukowski: Born Into This (2002, John Dullaghan)
In a Dream (2008, Jeremiah Zagar)
Gonzo: The Life and Work of Dr. Hunter S. Thompson (2007, Alex Gibney)


Artículo de Rubén S. Ferrer

23 de enero de 2010

A propósito del cine de Jean Vigo




À propos de Nice (1929)

Conocí la obra de Jean Vigo en la universidad. Generalmente cuando empezamos a investigar sobre una corriente artística, por arte de magia, nos aparecen miles de nombres que llegan hasta nosotros. Vigo fue uno de ellos. Aquel año, gracias a mi colega P.R, programamos en el cineclub el primer, y único, largometraje de este director francés, L'Atalante (1934). La película me dejó sorprendido por su vitalidad y modernidad, a lo debemos añadir que Jean Vigo estaba muy enfermo en el momento de su realización. A partir de la proyección me enteré que este realizador tenía dos documentales cortos en su haber, el primero À propos de Nice (1930), obviamente sobre Niza, y el segundo sobre un nadador, Taris, roi de l'eau (1931). Como sucede con la vida dejé pasar la pasión que sentí y me enfrié. Este año, de forma mágica nuevamente, apareció ante mis ojos À propos de Nice.



Nada más empezar su visionado me quedé atónito. El cortometraje documental arranca con una banda sonora interpretada por un instrumento típico francés, el acordeón. Acompañando a la música el documental abre con un plano aéreo de la costa de Niza. A partir de ese momento Vigo no hace otra cosa que jugar con la cámara: le sirve para retratar, capturar el movimiento y construir planos y movimientos según la arquitectura del lugar (esto me emocionó). Pero el retrato de Niza no trata de mostrar el nivel de vida previo a la II Guerra Mundial, sino que pretende denunciar las injusticias. Esto lo consigue muy bien en la fase de montaje. Vigo lo que hace es, antes de introducir una secuencia nueva (planos de distinto contenido) intercala una serie de fotogramas en la secuencia actual, la termina y rápidamente cambia a la nueva secuencia. De esta manera nos muestra la imagen de una joven bailarina en pleno carnaval mientras nos va acercando al joven que trabaja duramente los altos hornos, o bien nos contrapone el lujo de la vida en los barrios de los ricos con los de los pobres. El uso que hace aquí del montaje es magnífico. De una forma indirecta el director deja entre ver qué sucederá a continuación, por lo que consigue introducir la próxima secuencia habiéndola hospedado previamente en la retina del espectador. Referencia cinematográfica digna de aparecer en los manuales de edición.


Y eso es À propos de Nice, un corto retrato social de la Niza de los treinta. Creo que si Vigo pretendía denunciar las injusticias reales la manera de rodarlo no era la adecuada, sin embargo, el documento es de una riqueza artística tan importante que debería ser obligatorio su visionado. Aunque el discurso narrativo del documental cambió mucho en los cincuenta siempre se tuvo a Vigo (y Vertov) como uno de los padres creadores del cinema-verité.

Te gustará:

L'Atalante (1934)
Taris, roi de l'eau (1931)
Zéro de Conduite (1933)

Artículo de
Rubén S. Ferrer

14 de enero de 2010

Moore y la sanidad norteamericana



Sicko es el penúltimo documental que ha realizado el polémico, encantador y regordete Michael Moore. Tras destapar la realidad de la educación, la guerra, el gobierno y las grandes empresas, ahora hace lo mismo con el sistema sanitario norteamericano. Y es que, con razón, le tenía que llegar al momento.

SINOPSIS: Michael Moore vuelve a la carga con un documental que denuncia el sistema sanitario norteamericano; un sistema que, al no existir la sanidad universal, excluye a 50 millones de norteamericanos (que, o bien no tienen seguro de salud privado, o no pueden pagárselo) y que se basa en compañías privadas que buscan principalmente beneficios económicos y en aseguradoras que pagan bonos a los empleados que más rentabilidad les proporcionan al denegar prestaciones y reclamaciones a los asegurados. (FILMAFFINITY)

De Sicko me gustaría destacar como arranca. El narrador, Moore, empieza presentándonos a varios testigos que han sufrido y han sido víctimas del sistema sanitario: un hombre que por no tener seguro se da él mismo unos puntos de sutura, un señor que en un accidente pierde dos falanges de los dedos y por no poder pagar la cirujía de los dos dedos decide sólo operarse de uno. A partir de esta presentación el realizador engancha por completo al espectador intrigado, el ciudadano medio que se pregunta ¡pero si en mi país me operarían enseguida!



Tras la presentación entramos directamente en la exposición de los hechos: el sistema sanitario norteamericano está en manos de empresas privadas, cuyo objetivo (y esto lo demuestran) es enriquecerse. La situación se vuelve penosa en el momento en el que Moore nos expone más y más casos de ciudanos que por culpa de estas empresas han sido incapaces de ayudar a sus difuntos familiares. El realizador no sólo se queda con esta situación, sino que viaja fuera de EEUU. Si el planteamiento base del gobierno es el miedo a socializar la sanidad entonces, ¿cómo viven los países con seguridad social? La respuesta que encuentra en Canadá, Francia e Inglaterra es siempre la misma, con un sistema que funciona gracias al ciudadano. "¿Entonces qué falla?" se pregunta Moore, "El gobierno" responde el espectador.


Sicko, para mi, es un buen documental. Heredero del cinema verité y con mucha más autoría presencial de la que debería, Moore construye, a partir de la idea principal, una segunda trama cuando muestra a los "heroes" del 11-S, gente que ayudó al gobierno durante el ataque terrorista y que por este motivo han desarrollado enfermedades físicas y psicológicas. Por una parte el realizador nos muestra el problema y por la otra nos adentra en la experiencia vital de éstas personas (personajes). Es impagable el viaje a Guantánamo y Cuba.

Espero con ganas el próximo, que según he leído ya está disponible en la red, Slacker Uprising, y por supuesto Capitalismo: una historia de amor, ya en las salas de cine españolas.

Te gustarán:

Super Size Me (2003, Morgan Spurlock)
Critical Condition (2008, Roger Weisberg)
Bowling for Colombine (2002, Michael Moore)
Slacker Uprising (2007, Michael Moore)
Capitalism: a love story (2009, Michael Moore)


Artículo de Rubén S. Ferrer

7 de enero de 2010

Los recursos digitales al servicio del creador: Tarnation



¿Por qué escogí ver Tarnation?
En el capítulo sobre edición digital del manual de Mike Figgis, El cine digital, se hace referencia a una serie de películas que han sido editadas con iMovie, el editor de vídeo por defecto del sistema operativo de Mac (como si fuera el Movie Maker de Windows). Pensar que un documental estuviera hecho con este tipo de programa ya me llamó la atención, pero que encima estuviera premiado y fuera transgresor hizo que me pusiera a buscarlo como un loco. Al final lo encontré. Hoy he terminado de verlo.

Tarnation, aunque me cueste reconocerlo, es innovador en su género. A lo largo de hora y media, Jonathan Caouette, director y protagonista, nos cuenta su infancia atípica. Su madre, una estrella adolescente, sufre un accidente y desde ese momento deciden tratarla con electroshocks. Más tarde se enamora de Steve con quien se casa y tiene un niño, Jonathan. Steve los abandona y Renné se marcha con su hijo a Chicago, donde sólo llegar es violada. De vuelta a Texas son expulsados del autobús y pasan por mil penurias antes de llegar a casa de sus padres. Reneé es ingresada en un psiquiátrico, donde le dan más electroshocks, mientras que su hijo es adoptado por una serie de familias que abusan de él y le destruyen psicológicamente.



El punto de giro en la infancia de Jonathan apareció junto a un camello, cuando éste le ofreció un canuto de hierba, cuando esto no era exactamente lo que llevaba, sino una mezcla de marihuana y polvo de ángel. El niño se fumó el porro, que le produjo una ruptura con la realidad, viéndose a si mismo como alguien que no forma parte de entorno. En el instituto Jonathan evoluciona hasta que decide irse a Nueva York, donde se enamora de David. Juntos se ganan la vida en el mundo del espectáculo. Mientras Renené se encuentra de visita en casa de su hijo Jonathan encuentra a su padre y reune a su familia disfuncional treinta años después. Meses más tarde Reneé vuelve a Texas donde sufre una ingestión y sobredosis de litio que le provoca un transtorno fatal que, pronto o tarde, le llevará a la muerte.


La vida de Jonathan y su madre Reneé es contada en 90 minutos combinando imágenes de Súper 8, Hi-8, MiniDV y fotografías. Todo ello narrado con intertítulos y las voces que el protagonista ha ido recogiendo en diversas ocasiones, ya sean en cintas o en contestadores automáticos. A parte de estos recursos me gustaría destacar que muchísimas veces emplea la tercera persona para referirse a si mismo, estableciendo una lejanía entre el realizador y el protagonista. La intención narrativa se compacta en el montaje que, aunque reconozco lo mucho que habrá costado, me resulta francamente malo y carente de gusto estético. Es un conjunto de imágenes a las que ha aplicado todos los filtros que vienen en un programa de edición, aunque es de lo más respetable ya que ha sido elección del autor,hace que esta película se convierta en un reality show de lo más kistch. El pastiche del montaje viene justificado por el interés del autor en demostrar la situación caótica en la que ha estado viviendo, así como la locura que ha envuelto siempre su núcleo familiar.

Creo que Tarnation puede dar mucho que hablar. ¿Documental? ¿Reality Show? Sea lo que sea es una representación de la vida de un individuo, que además imprime su propia personalidad en su obra de arte más personal. Por lo tanto es interesante ver este documental ya que hasta ahora no se ha hecho nada parecido. Nadie, de momento, ha recopilado treinta años de una vida destrozada para mostrarla públicamente y expulsar así sus problemas más dolorosos.

Documentales relacionados:

Capturing the Friedmans, 2002
Stevie, 2002
Put the camera on me, 2003


Artículo de Rubén S. Ferrer