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1 de abril de 2010

Por un puñado de rockumentales




Polar:Home (2008, Pau Martínez y Gabi Ochoa, 2manyproducers)

El documental se centra en el último disco de Polar, que por aquel entonces era Comes With A Smile, y que en la misma fecha celebraban su décimo aniversario como banda. La realización corre a cargo de dos directores valencianos, Pau Martínez y Gabi Ochoa. A lo largo de su hora y tres cuartos de duración, se nos muestra la vida y los entresijos del grupo independiente valenciano que trabaja duro para sacar adelante su mayor sueño, vivir de la música. La cámara empieza grabando en del estudio, en el local de ensayo, recogiendo momentos de composición y oscuridades artísticas, y termina juntando todos estos momentos en la promoción final del álbum. Narrativamente el documental se apoya en imágenes de recurso, como ensayos, directos, viajes, y en entrevistas con los miembros de Polar, sin dejar de lado los testimonios de gente del mundo de la música, locutores de radio, productores, etc. Finalmente, cuando termina la película, es cuando nos damos cuenta que hemos confraternizado con estos músicos, que los conocemos bien y que se han establecido lazos de empatía de forma involuntaria. Para mí ese es el mayor logro de este sencillo, pero efectivo, rockumental.

Aquí el videoclip Tomorrow dirigido por los responsables del documental:



DiG! (Ondi Timonir, 2004)


Si en Polar:Home encontramos un ambiente calmado, o tenso pero sin ser violento, en DiG encontramos todo lo contrario. Sólo rock'n'roll y locura. Hay música, creatividad, dudas, drogas, éxito, grandes cantidades de ego, indies, poppies, hippies, policias, peleas, más drogas, antros, clubes, pubs, industria, dinero, locura, y muchísimas situaciones más. El documental, dirigido por Ondi Timonir, recoge las trayectorias, durante siete años, de dos bandas norteamericanas que se hicieron famosas a mitad de los noventa, The Brian Jonestown Massacre y The Dandy Warhols. Al principio el grupo de los Warhols amaba e idolatraba a los Jonestown, pero poco a poco esta relación se volvió insana y terminó en un odio atroz, aunque siempre con respeto. El documental de Timonir se convierte en una experiencia de lo más interesante, ya que vemos como el grupo TBJM termina destruyéndose por no adaptarse a la industria discográfica, mientras que la banda liderada por Courtney Taylor consigue finalmente el éxito tan anhelado. El film hace recapacitar al espectador sobre el éxito, la música, la vida en la carretera y sobre los principios que uno debe seguir si forma parte de este underwolrd cultural.

Sólo por ver el montaje, con un ritmo trepidante y una narrativa sólida, que resume siete años, vale la pena dedicarle una hora y cuarenta minutos. Creo que se ha convertido en el mejor rockumental que he visto en años. Al menos por todo lo que resume.

La magnífica edición que ha editado Avalon viene con un DVD extra con material no editado, conciertos y una pista que recoge entrevistas con los protagonistas años después de haber terminado el documental.

Aquí el trailer del documental



Artículo de Rubén S. Ferrer

29 de marzo de 2010

Juego mortal en la Italia futurista de los sesenta




La Decima Vittima (1965, Elio Petri)

Tras terminar mi artículo de Fellini 8 1/2 me puse a revisar la filmografía de Marcello Mastroainni, un auténtico galán y uno de los mejores actores que ha parido el cine italiano. De entre todas las películas de los sesenta me llamó la atención este film de 1965 por ser ciencia ficción y por compartir cartel con la sex-symbol del momento, Úrsula Andress.

En un futuro muy lejano nace un deporte conocido como “La Gran Cacería”. Consiste en convertirse en víctima y cazador, según indique el Ministerio de la Caza, y por lo tanto la persona designada como cazador debe eliminar a su víctima, la cual puede matar a su cazador. El número de veces que pueden participar está limitado a diez. Quien sobreviva conseguirá ser laureado como un auténtico atleta, además estará recompensado con una cuantiosa suma de dinero.

Marcello Polletti (Marcello Mastroianni), un reputado cazador, es designado por la máquina del Ministerio como víctima. Su cazadora, como podemos imaginar, es la espectacular Úrsula Andress, en el papel de la norteamericana Caroline Meredith. Durante la persecución ambos personajes establecen un juego de seducción que les llevará poco a poco a enamorarse. Sin embargo esta relación se verá interrumpida por la situación amorosa de Marcello, en pleno trámite de separación y con una amante que quiere casarse con él. Caroline, conocedora de la situación, y con gran interés por conseguir a su víctima, hará todo lo posible por atraparlo entre sus brazos.



La película de Elio Petri, basada en un relato corto del escritor de ciencia ficción de Robert Sheckley, se ha convertido, con el paso de los años, en un referente. En primer lugar porque dio origen a ese subgénero que podríamos denominar “de cacería”, en la que víctimas y ejecutores se persiguen con tal de conseguir sus objetivos, matar/escapar, los cuales siempre están relacionados con la victoria y la libertad. Al citar este subgénero nos vienen a la mente varias películas, entre ellas The Running Man (1987, Paul Michael Glaser) basada en una historia de Stephen King (podemos hablar de plagio tranquilamente). Respecto a su trascendencia me gustaría añadir que las fembots de Austin Powers están sacadas directamente de esta película, concretamente del baile de Úrsula en un club, donde asesina a su víctima disparando dos balas que salen de su minúsculo y brillante bikini.


La Víctima Número 10 también es un referente de la ciencia ficción. Rodada en los años en los que este género se encontraba en plena expansión, cuando las historias se habían alejado de los monstruos, de los seres atómicos y de otros planetas, para empezar a viajar hacia universos inimaginables (ya fueran internos o externos). Al mismo tiempo el futuro se convertía en un contexto de lo más suculento, un auténtico caldo de cultivo para historias increíbles. La película de Petri está considerada, junto a la Barbarella de Vadim, como una pieza de ciencia ficción kitsch europea. Una auténtica joya de la cultura pop en las que encontramos referencias a cómics clásicos, cámaras de Súper-8, decorados compuestos por imágenes estereoscopias, guateques, mini faldas, cuellos mao, decorados minimalistas, pantalones de pitillo, etc. Iconos que hoy en día están de moda y altamente cotizados por ese sector pijo que dice “pero mira que retro”.

Por último quería añadir que en la historia de Petri encontramos no sólo ciencia ficción y cacerías de humanos. Este film italiano tiene un toque a la comedia de enredo que he comentado en otros artículos. Contiene elementos de la comedia de enredo, de la comedia dell’arte y del cine neorrealista. No sólo vemos el típico lío de faltas del macho italiano y el carácter de las mujeres italianas; también se deja ver el peso de la religión y la familia en el personaje de Marcello y la libertad sexual en el de Caroline. En el film hay una escena en la que ambos personajes comparan su forma de ver el matrimonio, él como un acto de amor que debe pasar por la iglesia, y ella como una formalidad más. Estos abismos culturales confluyen en un final sorprendente y surrealista.

La Decima Vittima, un film retro de culto y altamente kistch, que cumplirá las expectativas de los amantes del cómic, de la ciencia ficción y de las bandas sonaras beat, ésta compuesta por Piero Piccioni.

Otras películas del subgénero “corre, corre que te pillo”:


Rollerball (1975, Norman Jewison)
Death Race 2000 (1975, Paul Bertel)
Le Prix Du Danger (1982, Yves Boisset)
The Running Man (1987, Paul Michael Glaser)
Battle Royale (2001, Kinji Fukasaku)
The Condemned (2007, Scott Wiper)


Artículo de Rubén S. Ferrer

24 de marzo de 2010

La vida en Roma




Recuerdo que en la universidad empecé a ver las promos de esta serie tan interesante. Durante dos o tres semanas la seguí fielmente hasta que por razones que desconozco me desenganché, la olvidé, y ahora ha reaparecido en mi vida. El motivo principal es que me declaro un auténtico seguidor y admirador de la cadena privada HBO, hasta tal punto que intento ver todo lo que hacen. En cuanto a series se refiere es un faro que nos ilumina en el mar de los seriales televisivos, nos muestra el buen puerto donde encontramos calidad, seriedad, estilo y vigor. Ni que decir tiene que son responsables de series como Tales From The Crypt, Six Feet Under, Carnivale, Band Of Bothers, Generation Kill y muchísimas más. Y como era de esperar Roma llegó a mis manos para ser vista y paladeada lentamente.

La serie de Roma se centra en el cambio de la República al Imperio, transición que tiene lugar con la muerte de Cayo Julio César y posesión del título de César por Octavio, más conocido como César Octavio Augusto. Tales acontecimientos están contados a través de dos personajes Tito Pullo (Ray Stevenson) y Lucio Voreno (Kevin McKidd), dos legionarios de la XIII legión. Estos dos soldados, los auténticos protagonistas de la serie, nos llevan de la mano para protagonizar, o intervenir, en los grandes acontecimientos que cambiaron la historia.



La serie, coproducida con la BBC, la HBO y la RAI, con un presupuesto de cien millones de dólares, fue rodada en Italia, en los antiguos estudios de la Cinecittà, donde los decorados del cine Peplum seguían guardados. Este trabajo en conjunto le dio a la serie la calidad y el respeto que era de esperar. Las historias, o la Historia, que en ella aparecen enganchan por varios motivos. El espectador ve la vida en Roma a través de Pullo, legionario que intenta adaptarse a la vida social después de estar ocho años en el campo de batalla, y Voreno, casado y con una mujer y unas hijas que le creían muerto. Los protagonistas, sin desearlo, se ven envueltos en tramas de política, celos, asesinatos, conspiraciones, guerras, sabotajes, mafias, etc. Y es a través del género de aventura como se nos muestra la vida en Roma, la importancia del nivel social, de la muerte y de la política, sobre todo de ésta, porque el pueblo al fin y al cabo no tenía poder de decisión, pero sí de opinión, la cual debía ganarse con guerras, casamientos y asesinatos.


No obstante, y tanto el lector como el espectador han que quedar avisados, las licencias historias que se toman los guionistas son muy grandes. Es cierto que los hechos, como la muerte de Julio César, el ascenso de Octavio Augusto o la muerte de Cleopatra, están basados en la realidad, sin embargo, los protagonistas son dos personajes, dos nombres, que se mencionan en el libro de Guerra de las Galias escrito por Julio César, concretamente dos centuriones de la IX legión. No se sabe nada más, ni si estuvieron casados, ni si volvieron a luchar juntos, nada. Con respecto a los otros personajes de la trama, como Atia, Servilia, Pompeyo, Bruto, Marco Antonio, Catón, etc... se toman unas licencias dramáticas en las que obvian detalles y personajes relativos a estos; todo por construir una trama fuerte y cerrada. Por lo tanto es importante que el espectador sepa de todo momento que el guión está lleno de licencias.


A pesar de ello (a algunos nos hubiera gustado que se ciñeran a la realidad) Roma está perfectamente ambientada, rodada, fotografiada e interpretada. Esto la convierte en un producto televisivo de calidad, contado únicamente en dos temporadas, haciendo que sea conciso, directo y no pierda ni un ápice de intensidad en todos sus aspectos.

Está claro lo que significan las series de la HBO ¿o es que hace falta algo más?

Otros referentes sobre la Antigua Roma:

Quo Vadis? (1951, Mervyn LeRoy)
Julius Caesar (1953, Joseph L. Mankiewicz)
Ben-Hur (1959, William Wyler)
Spartacus (1960, Stanley Kubrick)
Cleopatra (1963, Joseph L. Mankiewicz)
The Fall Of The Roman Empire (1964, Anthony Mann)
I, Claudius TV(1975, Herbert Wise)
Augustus TV (2003, Robert Young)

Artículo de Rubén S. Ferrer

21 de marzo de 2010

La novena de Fellini




Fellini Otto E Mezzo (1963, Federico Fellini)

Hay una gran cantidad de películas que un cinéfilo, o al menos alguien que se dedica al mundo del cine o el audiovisual, debe ver. Entre el Olimpo de las películas encontramos Citizen Kane de Welles, Vertigo de Hitchcock, Modern Times de Chaplin, The Seventh Seal de Bergman, y entre todas ellas la película de Fellini 8 1/2, un film que lo norteamericanos designarían con un “Must See”, obligado.

Sobre la novena película de Fellini ya hay mucho escrito, quizás demasiado, pero si tras la película nos ponemos a pensar sobre ella descubriremos que nunca es demasiado porque es tan rica y está tan bien construida que siempre necesitaremos alguien que nos hable de ella, que la analice, que la estudie, y que nos la explique. Explicar Fellini 8 1/2 es presentarnos a su director, es conocerlo y ver toda su obra.


La película del director italiano nos habla de Gido, un reputado director de cine que intenta hacer su nueva película. La presión, el miedo y el posible rechazo al no poder alcanzar el nivel de su último film, le hacen caer en una crisis creativa. Es un balneario, recluido para encontrar su camino, donde Gido se centra en sus recuerdos y en las mujeres que más le han influido en su vida.

Para mi podemos sacar dos aspectos del film de Fellini, el meta-cine y el recuerdo. Desde luego, y como bien afirma Terry Guilliam en el extra que acompaña a la edición de Criterion (y ahora también en España por Cameo), se trata de una película en la que vemos, bajo una mirada muy personal, cómo funcionan las películas y cómo debe trabajar un director; pero no un artesano al más puro estilo hollywoodiense sino un artista. Ahí es donde reside la diferencia entre Fellini y el resto de sus contemporáneos. Mientras que otros directores italianos trabajaban bajo una producción muy cerrada Fellini había conseguido que la producción trabajara para él. Gracias a esto consiguió realizar films tan personales como el que tratamos hoy, o Amarcord, Intervista, etc.



Así pues Gido es el alterego de Fellini. Un director de cine en mayúsculas que se encuentra en una crisis creativa. Al igual que le pasó al artista italiano que no supo de que iba a hablar en su siguiente película, Gido busca esa inspiración para emprender la realización de un film. A lo largo del metraje el espectador no sabe muy bien de que irá la película. Pasada la mitad de la película, el productor, Gido, y más gente de la producción, viajan a la localización donde el director de arte ha creado una estructura gigantesca. Allí un personaje que habla con la mujer de Gido comenta en voz alta que será una película de ciencia ficción. Esto me sorprendió, al igual que su pareja, porque Fellini no haría una película de este género por lo que nos encontramos al igual que el protagonista, totalmente perdidos a nivel creativo. Es en esta secuencia cuando, a mi parecer, encontramos una clara empatía con el personaje ya que todo el mundo espera que haga una película que ni el mismo sabe de lo que va a ir. Todos le preguntan su opinión, le cuestionan pequeños detalles de los que no tiene ni idea, y le consultan sobre el casting porque las actrices esperan impacientes trabajar con él. Ante esta situación de estrés Gido baila en los pasillos de la residencia.

Otro de los aspectos que trata la película, y en el que reside su mayor interés, es el retrato de la memoria. La secuencia con la que empezamos se trata de un sueño de Gido. En medio de un atasco de automóviles, todo está en calma, nadie se mueve, nadie pita, nadie hace nada, por lo que Gido comienza a ponerse nervioso porque no puede salir de su coche, el cual empieza a llenarse de humo. Finalmente lo consigue y sale volando del atasco para después ascender y alcanzar los cielos. Pero no lo consigue, una cuerda atada a su pierna se lo impide y es devuelvo a la tierra, precipitándose al mar.

Con esta secuencia onírica Fellini nos deja ver qué veremos en el resto del film. Así es cómo se presentan los sueños y las fantasías. Poco a poco los recuerdos (como la infancia y la religión) y los sueños (la significativa secuencia del harem) cogen fuerza hasta tal punto que el espectador no sabe que está viendo. Finalmente el mundo interior de Gido se junta con la realidad en la secuencia final, algo que muchos críticos profesionales interpretan como un circo de una sola pista.

Nada más empezar con Fellini 8 1/2 me vino a la mente L’Année dernière à Marienbad (1961), el film de Alan Resnais. Me es completamente imposible no mencionar el film del realizador francés por las similitudes que guarda con el del italiano. En ambas películas vemos como se aborda la memoria y el recuerdo. Es normal que veamos en estas películas algunas semejanzas porque nos encontramos en los sesenta, y aunque la psique y el sueño ya habían sido tratados en los veinte de manera inicial, con Das Kabinett des Dr. Caligari (1919, Robert Wiene) y Un Chien Andalou (1928, Luís Buñuel), o Spellbound de Hitchcock en los cuarenta, es esta década cuando las tramas clásicas son desestructuradas por el conocido cine de Arte y Ensayo, destruyendo los textos cinematográficos clásicos para reescribirlos de nuevo a partir de un punto de vista totalmente personal, que muchas veces obedece a la visión del director, esta vez concebido como artista.


Por último Fellini 8 1/2 no sólo es uno de los mejores films de Fellini, sino que es un referente dentro de la Historia del Cine, un clásico moderno que no sólo debe verse por el tratamiento narrativo, sino por el uso de la música compuesta por Nino Rota, y por la fotografía de Gianni Di Venanzo (La Notte, L’eclisse, ambas películas de Antonioni).

Metacine, memoria y psique:


Spellbound (1945, A. Hitchcock)
La Notte (1961, M. Antonioni)
L’Année dernière à Marienbad (1961, Alan Resnais)
La Nuit Américaine (1973, F. Truffaut)
Stardust Memories (1980, W. Allen)
Intervista (1987, F. Fellini)
Irma Vep(1996, Olivier Assayas)
Adaptation (2002, Spike Jonze)



Artículo de Rubén S. Ferrer

18 de marzo de 2010

Recordando Quiet Man en Innisfree




Algunos de vosotros ya conoceréis a José Luís Guerín (Barcelona, 1960), pero me temo que la mayoría de la gente desconoce a este cineasta tan adorado por las minorias. José Luís Guerín es actualmente uno de los mejores realizadores de documentales que ha parido nuestra patria, y cuando digo de documentales no me refiero a los de naturaleza (que no los desprecio), sino a los cinematográficos, a aquellas películas que tienen por finalidad capturar la realidad tal cual es (aquí podemos discutir mucho) y que nos llegan al alma, no sólo por la historia que cuenta sino porque nos hace reflexionar, encontrar una lectura oculta bajo un texto muy personal.

Conocí su obra gracias a J.Pavía, quien en clase nos habló de En Construcción, quizás su película más conocida por las masas. Así que, al igual que hacía con todas las películas que nos nombraban en clase, saqué tiempo para visionarla. Recuerdo que me produjo una extraña sensación ya que por aquel entonces yo estaba muy poco familiarizado con el cine de autor francés. Digo esto porque Guerín ha mamado hasta la saciedad este cine, y para mi, es uno de los mayores catalizadores del cine francés y europeo en nuestro país, en el que disfrutar de esta estética y narrativa es cada vez más difícil (véase el film Lo que sé de Lola de Javier Rebollo).


Desde entonces siempre que he oído hablar de documentales ha aparecido el nombre de Guerín por algún lado, lo que me hacía sentir un paleto por no conocer su obra, y más paleto aún por trabajar en el mundo audiovisual. El problema, y no es excusa, es que sus obras nunca han sido fáciles de encontrar. Si no recuerdo mal conseguí Tren de Sombras por la red; una copia mal pasada, en baja calidad, con audio pésimo y subtitulada en portugués (por lo menos...). Afortunadamente el director barcelonés ha cedido y sus documentales (al menos tres) acaban de ser editados por Versus. Se trata de una caja con cuatro discos que contienen Innisfree, Tren de Sombras y Unas fotos en la Ciudad de Sylvia; además la edición contiene un libro de 64 páginas y un disco con entrevistas y extras. Imprescindible.



El caso es que hace un mes me compré esta edición ya que necesito tener muchas referencias para el trabajo, así que por qué no empezar por el producto nacional. Habiendo visto ya En Construcción quería empezar por el primer disco Innisfree. En esta película Guerín viaja a Irlanda en busca del pueblo de dicho nombre donde se desarrolla la historia de The Quiet Man (John Ford, 1952). Así que decidí ver las dos seguidas. Innisfree es, sin lugar a dudas, el mejor homenaje que se la he podido hacer a la película de Ford. En el documental (que se permite algunas licencias de dramatización) Guerín nos muestra la vida en el pueblo en el que se rodaron los exteriores del film, así como la huella tan honda que ha dejado esta experiencia. Pero Innisfree no existe, el nombre hace referencia a Irlanda (Isla Libre) y se asocia a lo puramente irlandés (el mérito se le atribuye al poeta William Butler Yeats).


Sobre el documental de Guerín me gustaría señalar varias cosas. La primera es su estilo, heredero del cine francés y de su maestro Víctor Erice. La segunda es la narratividad de esta película. El director no se ciñe al documental de estilo directo, sino que le suma a esto una serie de dramatizaciones (en mi opinión y me gustaría descubrir que estoy equivocado en algunas) muy personales que ayudan a comprender mejor lo que el autor desea contar. Como es el caso del personaje de la chica pelirroja que regresa al pueblo después de vivir en EEUU (referencia al personaje de John Wayne), así como los amantes que pasean juntos y actúan como los protagonistas del film predecesor. También crea ciertas situaciones como los hermanos que hablan en gaélico, las canciones que se cantan por el pueblo, los niños que cuentan al detalle la película de Ford (para mi que está ensayado). Sin embargo, a parte de la manipulación de autoría, consigue mostrarnos como un pueblo entero recuerda el día (sobre todo los pocos mayores que siguen vivos) en el que el director de Las Uvas de la Ira volvió a su Irlanda natal para hacer una película que llevaba planeando desde los años treinta. Hay, en el film de Guerín, una frase que dice uno de los entrevistados que acontinuación transcribo de memoria "a pesar de haber nacido después (...) guardo el recuerdo que me transmitieron mis padres". Creo que esta frase resume muy bien aquello que se nos muestra en Innisfree.


Aunque nunca he sido admirador de Guerín, creo que su trabajo es lo mejor que se está haciendo ahora mismo en el terrerno nacional de documental cinematográfico. Para mi su filmografía es fundamental para conocer a uno de los directores de cine más personales. Un ejemplo a seguir.

Otras películas de Guerín que espero comentar algún día:

Tren de sombras (1997)
En construcción (2001)
En la ciudad de Sylvia (2007)


Artículo de Rubén S. Ferrer

10 de marzo de 2010

El amor de las mujeres italianas




Mujeres Peligrosas (1958, Luigi Comencini)

Durante la época dorada de la comedia italiana (entre los cincuenta y los sesenta, estos inclusive) encontramos filmes de todas las temáticas, desde la pobreza a la religión, pero son los celos y la vida conyugal los temas que acaparan gran parte de esta filmografía.

En 1958 el cineasta Luigi Comencini, director de una película que comenté hace tiempo Il Segno di Venere, abordó el tema de los celos a través de cuatro matrimonios amigos, en su película Mujeres Peligrosas (Mogli Pericolose). Federico, Bruno, Pirro y Benny son hombres casados. Los tres primeros tienen mujeres hermosas, al contrario que Benny, que se casa con una mujer poco agraciada y resentida. Ornelia la esposa de Bruno, es celosa y afirma que todos los hombres son unos mentirosos y no pueden confiar en su fidelidad. Claudine, la esposa de Federico, opina todo lo contrario y piensa que su marido nunca le sería infiel. Deciden apostar utilizando a Tosca, la mujer de Pirro, para que intente seducir a Federico y así poder demostrar a Claudine que es igual que todos los hombres...

Comencini arranca con esta maravillosa secuencia, presentando los personajes en dos escenas, por un lado los hombres y las mujeres. Éstas últimas, mientras esperan a que sus maridos vuelvan de caza (pésimos cazadores) deciden hacer una apuesta, cuyo objetivo es el de demostrarle a Claudine que todos los sombres son igual, incluido su amado esposo. Ese punto de partida es el origen de un comedia costumbrista, rápida y que en el fondo tiene una única finalidad, redescubrir el amor.

De este film me gustaría destacar el guión, perfectamente elaborado y con una trama muy bien justificada. Conforme avanza la película vamos viendo a través de secuencias autoconclusivas cómo se desarrolla el conflicto entre las parejas. También destacaría la importancia del espacio, ya que al tratarse de discusiones entre parejas todas ellas ocurren en la intimidad de la vivienda o en el coche, siempre en recintos cerrados, en los que las palabras no se las pueda llevar el viento y queden entre dos personas para ser asimiladas.

De lo más interesante.

Otras películas de Luigi Comencini:

Pane, Amore e Fantasia (1953)
Pane, Amore e Gelosia (1954)
Le Sorprese Dell'Amore (1959)
Tutti A Casa (1960)

Artículo de Rubén S. Ferrer

6 de marzo de 2010

Oscar 2010: Un tipo serio




La historia transcurre en 1967 y se centra en Larry Gopnik (Michael Stuhlbarg), un profesor de física del medio-oeste americano que ve cómo su vida comienza a derrumbarse. Larry es un hombre bueno; un marido fiel y afectuoso, un padre entregado y un profesor serio, siempre justo y correcto, a pesar de las tentaciones diarias que le acechan. Pero un buen día, todo empieza a ir mal. Su mujer le deja sin explicarle realmente por qué, y su insoportable amante (de ella) convence a Larry de que debe dejar el domicilio conyugal por el bien de los niños y mudarse a un motel. De pronto, la carrera de Larry se ve amenazada por una serie de anónimos en los que le acusan de traiciones sin concretar nada. A pesar de tantas desgracias, es imposible no reírse de la mala suerte de Larry en un mundo que quizá nos sea demasiado familiar...
(FILMAFFINITY)

Tras el surrealismo de su última película, Burn After Reading, los Coen vuelven con una obra maestra, eso sí, dentro del estilo y la dinámica que están llevando en sus últimas películas. La historia que nos cuentan en A Serious Man, tiene mucho de comedia absurda, de tragedia griega, y todo con unas referencias kafkianas sobre el sentido de la vida y el peso de la religión. Como se observa unos temas profundos que cualquier otro director hubiera convertido en una tragedia, o en una comedia disparatada, sin embargo los Coen logran una combinación perfecta entre estos elementos y consiguen parir una obra magistralmente personal.


Quizás lo que más le sorprende al espectador es saber de qué demonios trata una película en la que los acontecimientos son pequeños detonadores que minan las vidas de los personajes. El film arranca con un cuento yiddish sobre la vida y la muerte. Con esta historia los Coen nos resumen brevemente, y a su manera, que veremos a continuación. Para situarnos en la época lo hacemos a través del éxito de Jefferson Airplane, Somebody To Love. Estamos en el verano del amor, una época convulsa en los Estados Unidos. Sin embargo nada aparece de esto en la ciudad de Larry Gopnik, el buen hombre, el tipo serio, la persona que se guía por la norma de el Dios. A pesar de cumplir las leyes del judaísmo parece que Dios le pone a prueba constantemente. La infidelidad de su mujer, la tentación de la carne en el cuerpo de su vecina, la envidia, los celos, el sentimiento de culpa, y toda una serie de acontecimientos que terminan por hacerle cambiar. El colmo llega cuando, asustado por el ritmo que esta tomando su vida, acude en busca de asesoramiento espiritual. Allí los rabinos poco atienden a sus necesidades y se pasan el caso de uno a otro. Larry, profundamente deprimido, decide llevar las cosas de la mejor manera posible.



Del nuevo film de los Coen me gustaría destacar cuatro aspectos. El guión en primer lugar. No estamos acostumbrados a ver este tipo de historias, ya que necesitamos pensar en ellas, meditarlas y luego verlas de nuevo. Es en el segundo visionado cuando atamos cabos, cuando vivimos en la piel de Larry, todo un héroe. En segundo lugar me gustaría remarcar el trabajo de los actores, sobre todo el de Michael Stuhlbarg, quien apenas a trabajado en televisión y cine. Aquí reside un pilar de la película, ya que al trabajar con actores poco conocidos nos involucramos más en film. En tercer lugar destacaría el trabajo de fotografía de Roger Deakins (Revolutionary Road, Big Lebowsky, Kundun) por la luz y los encuadres que utiliza, dándole a la película una estilo muy de acorde con el guión. Y por último, comentar la banda sonora de Carter Burdwell (In Brugues, Adaptation, Three Kings), con unas piezas desconcertantes pero que sin embargo dejan ver algo de claridad en sus notas.


A Seriuos Man es la película más extraña de los Coen, pero a su vez la más personal desde que perfeccionaron su estilo con No Country For Old Man. Es posible que no gane ningún Oscar a las que está nominada, mejor película y mejor guión original. Nunca se sabe, pero de lo que estoy seguro es que si estuviéramos en el universo Coen, y su personaje, un guionista serio, retraído y buena persona, estuviera nominado al mejor guión seguro que se lo llevaría su rival, un hombre arrogante que una vez escuchó una idea de personaje principal, la copió, la convirtió en guión malo y ganó el Oscar. Así es la vida, así son los Coen.


Artículo de Rubén Soler

Aquellos hermosos caballos




Zoo (2007, Robinson Devor)

Hablando con un colega sobre los últimos documentales que habíamos visto me comentó que existía uno que le impresionó demasiado. ¿Cómo es eso? le pregunté. "Si algún día puedes ver Zoo, hazlo" Fui al videoclub y curiosamente tenían este documental. "¿Zoo? Un documental sobre hípica. Igual es interesante". Mire la contra cubierta rápidamente "Reconstrucción" "impresionante fotografía". Aquello fue suficiente.

Zoo cuenta la historia de un grupo de gente, todos hombres, que practican la zoofilia (no lo defino porque todo el mundo sabe que es) hasta que la muerte de uno de sus miembros les descubre y desata el escándolo. Los medios y los políticos del estado de Washington se muestran horririzados ante semejante depravación, por lo que la condenan y terminan endureciendo las leyes y los castigos. El documental, de producción estadounidense y rodado en el 2007, lo dirige Robinson Devor. Para mi su trabajo, junto al director de fotografía San Kirby, es lo más interesante de esta película. Sus planos, cada uno de ellos y todos en su conjunto, forman una serie de encuandres, y por qué no, postales, de un preciosismo absoluto. Sus composiones manifiestan muy bien qué sienten los personajes. Están siempre ocultos, en la oscuridad, desenfocados y cuidadosamente poco iluminados (sí, no es una contradicción del que escribe); generalmente fotografiados a contraluz, como de espaldas a la realidad. El trabajo de Deven y Kirby se centra también en captar los grandes espacios, dándole a la naturaleza, el lugar donde se consuman los actos zoofílicos, grandiosidad, apertura, silencio y privacidad. Para terminar con la fotografía sólo decir que el uso de los travellings y la cámara lenta es impresionante, cuando los entrevistados recuerdan sus reuniones siempre lo hacen así, lentamente, a oscuras, escondidos y con poca luz para ocultar sus rostros.



Personalmente creo que se trata de un buen trabajo, con un notable en la dirección de fotografía. En cuanto a la historia existen momentos en los que, debo confesar, me he sentido tremendamente incómodo. La narración, conducida a través de entrevistas en off y alguna a cámara, hace mucho más llevadero la crudeza del documental. Es un gran acierto que Robinson Devor haya optado por mostrar las declaraciones y alejarse de utilizar la tan manida voz de un narrador. ¿Por qué la usan para contarnos las historia? ¿No se dan cuenta que la historia se puede contar por ella misma?


Por último quería comentar que esta película ha sido producida por Think Film. Como últimamente estoy viendo muchas películas que llevan el nombre de esta compañía me he puesto a investigar. Resulta que son los responsables de producciones como: Then she found me (fic) Before the devil's know you're dead (fic), Shortbus (fic), Tideland (fic), Murderball (doc), Festival Express (doc) y Primer (fic). Aunque tienen muchísimas más he citado éstas porque son las que visto, y la verdad que tienen una producción muy cuidadad y profesional.

Otros trabajos similares:

Equus (1977, Sidney Lumet). Película de ficción.
The Gift (2003, Louise Hogarth)
Police Beat (2004, Robinson Devor)

Artículo de Rubén S. Ferrer

5 de marzo de 2010

Ahora entiendo a las cabras




The Men Who Stare At Goats (2009), de Grant Heslov

La historia gira en torno a Bob Wilton (Ewan McGregor), un reportero enviado a Irak que podría conseguir la historia de su vida cuando conoce a Lyn Cassady (George Clooney), un hombre que asegura ser un soldado psíquico, entrenado por el ejército de los EE.UU. para usar su mente como un arma. El creador de este revolucionario programa que podría cambiar el modo en que se libran las guerras es Bill Django (Jeff Bridges), pero resulta que está desaparecido. La misión de Cassady será encontrarlo. (FILMAFFINITY)

Y de esto trata el film dirigido por el actor Grant Helsov. El best-seller de Jon Ronson, en el que se basa la película, cuenta los despropósitos del ejército de Estados Unidos por intentar desarrollar técnicas sobrenaturales que usen sus soldados en el campo de batalla. La premisa, a simple vista, es el caldo de cultivo perfecto para una buena comedia ochentera. Sin embargo tengo la sensación, después de haber visto la película, de que el guionista Peter Straughan, no ha estado acertado. Ojo, no digo que sea un mal guión, sino que los recursos que ha utilizado el guionista para adaptar esta película no han sido los mejores. ¿Por qué? Porque las referencias al cine de los Coen están muy vigentes, y sólo los hermanos Coen pueden hacer una película con su estilo, ya que es suyo. Además el nivel de humor absurdo llega a ser tan alto y tan mal hilvanado que el espectador termina por aburrirse a mitad de película.



La película tiene varios puntos atractivos. Desde luego la temática lo es pero el elenco de actores lo es aún más. Encontrarnos viendo a Clooney como soldado con poderes psíquicos, a Ewan McGregor escuchando teorías sobre yedi’s después de haber interpretado a uno, a Jeff Brigdes siendo un soldado convertido en un hippie pero a la vez siguiendo de servicio, o a Kevin Spacey en el enemigo de este último, un militar traidor con ansias de protagonismo. Si tomamos por una parte a los actores y por otra la trama conseguimos un pastiche extraño como la historia que representan, algo raro, con muy poco sentido, con interpretaciones absurdas, con situaciones tan tontas que resultan estúpidas en muchas ocasiones.


En la comedia hay dos bases para la creación de tramas humorísticas, la primera es poner al personaje principal en un entorno extraño, y la segunda colocar un personaje extraño en un entorno normal. Sin embargo en el filme de Helsov no ocurre esto. Nos encontramos con un conjunto de tarados, actuando como tarados en un entorno demasiado extraño. En la historia, quien debería hacernos de nexo es McGregor, pero su personaje también tiene algo de extraño tal y como vemos al principio, además termina siendo absorbido por los demás personajes. Quizás, si en lugar de ser un periodista freak, engañado por su esposa y con ganas de convertirse en un periodista reconocido, hubieran escogido a un periodista serio y riguroso creo que hubiera encajado mucho mejor. Eso no quita que se produzcan situaciones divertidas y absurdas con las que uno se sonríe. Pero esto se convierte en una anécdota si pensamos en lo que hubiera podido ser este film.


The Men Who Stare At Goats es una película divertida pero fallida. Te hará pasar un buen rato, pero si al final caes de la butaca o bien del sofá y no entiendes que ha pasado piensa en nuestro blog Alnorteporelnoroeste, porque quien te escribe estas lineas te está advirtiendo, no vaya a ser que pierdas la consciencia a partir de la mitad de la película.

Otras películas con ambientes bélicos cómicos:

M*A*S*H (1970, Robert Altman)
Stripes (1981, Ivan Reitman)
Three Kings (1999, David O. Russell)
X-Files (TV), por aquello de los soldados y los experimentos psíquicos del ejército norteamericano.

Artículo de Rubén S. Ferrer

4 de marzo de 2010

Oscar 2010: The Hurt Locker




Irak. En aproximadamente un mes el sargento Matt Thompson, de la unidad EOD, estará en casa con su familia. Pero el destino es incierto, y en una jornada de trabajo, mientras se encuentran desactivando una bomba muere en servicio. Así es como llega el sargento de primera clase William James, convirtiéndose en el líder del equipo Explosive Ordinance Disposal (Equipo de Detección de Explosivos) del ejército de los EU. Junto a sus compañeros, el sargento J.T. Sanborn y el especialista Owen Eldridge, irán desactivando las bombas ocultas que se encuentran en territorio hostil. En el día a día Sanborn y Eldrigde descubrirán que James no es una persona normal, sino alguien que necesita la adrenalina y la sensación de que puede morir en cualquier momento.

La película En Tierra Hostil, así la conocemos en nuestro país y por supuesto no tiene que ver con la trama (no traduzco el título porque hace referencia a un acontecimiento clave), ha sido una de las aclamadas a lo largo de este pasado 2009 y lo que llevamos del 2010. Dirigida por Katheryn Bigelow, exitosa realizadora de blockbusters de la talla de Le llamaban Bodhy, Días Extraños y K-19, con una maestría impresionante. Su labor se ve gratamente acompañada por el trabajo del director de fotografía Barry Ackoyd y del guionista Mark Boal. Los tres ganadores de premios BAFTA junto al montaje, sonido y película.


El guión de Mark Boal, está basado en las experiencias que vivió como periodista independiente durante la guerra de Irak. Aunque en The Hurt Locker los personajes y el argumento son ficticios la inspiración y los hechos que en ella aparecen son reales, transcritos directamente desde la realidad más cruda. Y aunque esto sea una aproximación al documental (además del estilo que le imprenta Bigelow) la historia flojea al verse claramente su estructura ya que refleja el día a día del escuadrón. Por esta razón a mitad de película el ritmo y la tensión de las primeras secuencias se reduce, volviéndose monótono, y previsible. Quizás se echa de menos conocer las inquietudes del personaje principal, aunque esto lo descubrimos casi hacia el final cuando después de haber prestado el servicio debe volver a casa. Y es que el contrapunto de la película lo descubrimos cuando el sargento James entra en un supermercado a comprar. Allí el mundo se le viene encima, y la familia se convierte en algo que carece de interés. James descubre que necesita la violencia, la guerra y la muerte para seguir adelante.



Si The Hurt Locker es un referente creo que deberíamos mencionar la excepcional miniserie Generation Kill, producida por la HBO. A lo largo de siete capítulos, de una hora de duración, se nos cuentan las experiencias reales de Evan Wright, un reportero que acompañó al Primer Batallón del Cuerpo de Marines de Estados Unidos durante la Guerra de Irak en el 2003. No tan cercana al documental, como creo que es The Hurt Locker, en ella sí que tenemos un guión mucho más solido y visceral. Sin música, más que la que suenan en los vehículos, acompañamos en todas sus salidas al Primer Batallón, consiguiendo así, con pocos recursos cinematográficos, convivir con estos soldados, gente que puede ver la guerra como su trabajo mientras que algunos la entienden como si de un juego de consola de tratara.


Finalmente quiero apuntar que The Hurt Locker será una delicia para todos aquellos que les guste el cine bélico, los personajes trastornados por la guerra, los amantes de la alta tensión, y sobre todo a los que sientan pasión por los documentales, porque si algo tiene de bueno este film, aparentemente independiente, es que con gran maestría nos adentra en la vida de estos soldados, personas que algún día dejaron su familia para combatir por su país.


Artículo de Rubén S. Ferrer

2 de marzo de 2010

Oscar 2010: Crazy Heart




Conocí esta película a través de los blogs de cine hace cosa de un año. Se trataba de un film en el que Jeff Bridges encarnaba a un cantante de country en horas muy bajas. No sólo me llamó la atención que dicho actor encarnara al personaje, sino que se tratara de una película sobre el mundo de la música, que tuviera una canción brillante, y que el cartel me llamara la atención. Un año después he podido verla.

Crazy Heart cuenta la historia de Bad Blake (el nominado al Oscar Jeff Bridges), un cantante de country, una leyenda viva de la música folk que perdió su status de estrella hace ya mucho tiempo. De cantina en cantina Blake intenta ganarse la vida tocando en directo mientras su manager le consigue bolos y le pide que escriba canciones. Pero el cantante ya no puede escribir porque hace mucho que ahogó su talento en un vaso de whisky. En uno de esos bolos, al que llega después de pasar muchas horas en la carretera, encuentra a la joven periodista Jean Craddock (Maggie Gyllenhaal, también nominada), que en su afán por conocer al entrevistado termina involucrándose demasiado para acabar en los brazos del músico, que anteriormente estuvo casado y que tiene un hijo del que no sabe nada. Si la vida de Blake es inestable, pobre, y su fama ha quedado reducida a los clientes de los bares, la vida de su pupilo Tommy Sweet (Colin Farrell) es todo lo contrario; a costa de su maestro Tommy se ha convertido en el cantante country de moda. Sin embargo la vida de Blake da un giro cuando su manager le pide que escriba las canciones del nuevo disco de su antiguo alumno.


La película, escrita y dirigida por Scott Cooper, basada en la novelas de Thomas Cobb, es una de esas historias que tanto gustan a los norteamericanos; alguien que está en las horas más bajas de su vida y que encuentra el motivo de superación por el que salir del agujero y volver a luchar. El film crepuscular de Crazy Heart cuenta justo con este guión; el personaje principal debe hacer frente a su ego y a su alcoholismo, luchar contra ambos y asumir que los tiempos mejores ahora pertenecen al pasado. Al final lo que queda es la convivencia con el día a día.

Crazy Heart representa varias similitudes con el western crepuscular. En ella tenemos al personaje principal con una vida destruida y disoluta, la chica de la que no debe enamorarse, el personaje opuesto (enemigo) encarnado por su pupilo, y el amigo que le apoya en sus peores momentos. Clásico en todos los sentidos. Si a esto le sumamos la fotografía y los encuadres del director de fotografía Barry Markowitz podremos asegurar que estamos en un western, una película en la que no hay vacas, ni armas; pero sí tenemos sombreros, botas, alcohol y una banda sonora excelente.



La música, compuesta por el difunto Stephen Bruton y T-Bone Burnett, ambos amigos y reconocidos músicos de folk y country, cuenta con las interpretaciones de Colin Farrell y Jeff Brigdes, quien a su vez combina la faceta de actor con la de músico y compositor (publicó su primer disco, Be Here Soon, en el 2000). Las letras, evidentemente, se centran en la temática de la película. Hablan de problemas del día al día, de la carretera, de ser alcohólico, de no tener un hogar propio, etc. Letras que están arraigadas dentro de la cultura norteamericana. El tema principal The Weary Kind, interpretada por Ryan Bingham, está nominada a la mejor canción.


Crazy Heart es un film bien resuelto, con unos personajes interesantes, trabajados minuciosamente, y con una fotografía simplemente preciosa. No obstante pienso que el tratamiento del alcoholismo, el gran problema de Bad, es flojo en todo sus aspectos. Cuando toca fondo, al final del segundo acto, cuando apenas queda media hora para terminar la película, el personaje decide entrar en el una clínica, de la que sale completamente curado, y con ganas de volver a recuperar su vida. Existen otra películas que tratan a personajes que consiguen sobreponerse a sus adicciones, y en mi opinión The Wrestler (El luchador), de Darren Aronosfky, es la mejor que se ha hecho en estos último años. Y aunque este sea el pie del que más flojea, Crazy Heart sigue siendo una bonita historia de superación y redención.


Artículo de Rubén S. Ferrer

25 de febrero de 2010

Mastroiani se divorcia a la italiana




Divorzio all'italiana (1961, Pietro Germi)

Escogí ver esta película por los errores de traducción que he encontrado en las comedias italianas. Aunque muchas de ellas no tenían la terminación "a la italiana" terminaban incluyéndose dentro de esta categoría. Afortunadamente Divorcio a la Italiana está bien traducida.

El film de Pietro Germi cuenta la historia de Fefé (Marcello Mastroiani), barón que vive en de Sicilia en un viejo palazzo decadente, propiedad se su tío, con quien lo comparte. Fefé está casado con Rosalía, una mujer todo lo opuesto a Sofía Loren. Esta vez su pareja es fea, incluso maquillándose, de carácter receloso y posesivo. La vida del personaje de Mastroiani es un "asco", es deprimente, y está en plena decadencia, como el palacio. Sin embargo encuentra una satisfacción personal en el cuerpo de su jovencísima y virginal sobrina, de la que se enamora perdidamente. Al ver que ésta le corresponde empieza a maquinar un plan; divorciarse (uno de los referentes sociales de la película) de su esposa porque le ha sido infiel. En su idea sólo falla una parte, que ha de encontrar un amante para su mujer, y teniendo en cuenta cómo es se vuelve una tarea complicada. Finalmente tropieza con un hombre que la amó en su juventud. Hecho. A partir de ese momento Fefé crea situaciones propicias para que coincidan los amantes, y finalmente lo consigue, por lo que, asumiendo el papel de marido cornudo, decide asesinar a su esposa y al amante para limpiar su honor. Tras unos pocos años entre rejas Fefé, que es recibido como un héroe, se casa con su sobrina. Sin embargo Fefé ya no es el mismo, ahora desconfía de los amigos de su nueva mujer.


Divorcio a la Italiana, es un clásico de los más importantes dentro de la comedia italiana post-neorrealista. La acción transcurre en la Italia de los sesenta, una época en la que el país se reconstruye y vive una modernización necesaria. En el film de Germi, que ahora está muy mal visto debido a los problemas que sufrimos en nuestro país por el maltrato de pareja, de muestra con ironía y sátira el carácter machista de la sociedad italiana, y por este motivo sitúa la acción en Sicilia. A parte de la interpretación magistral de Mastroini, quien trabaja a la perfección el personaje dotándolo de unos tics que quedan en nuestra memoria, hay que recordar que ganó el Oscar a Mejor Guión Original en 1962 (escrito por Ennio De Concini, Pietro Germi y Alfredo Giannetti). Tanto Germi como Mastroiani estuvieron nominados.

Algunos matrimonios mal avenidos:

Matrimonio all'Italiana (1964, Vittorio De Sica)
Sedotta e Abbandonata (1964, Pietro Germi)
Divorce American Style (1967, Bud Yorkin)
The War of The Roses (1989, Danny DeVito)
Intolerable Cruelty (2003, Joel Coen)


Artículo de Rubén S. Ferrer

24 de febrero de 2010

Herzog visita la Antártida




Si vemos la filmografía del director alemán nos daremos cuenta de que es un todo terreno. Con sus 67 años este hombre nacido en las montañas de Baviera ha hecho de todo: cortometrajes y largometrajes de ficción, documentales, ópera, interpretación, guiones, etc. Tras repasar toda su formación me doy cuenta de lo importante que es la mirada de este hombre, y de cómo consigue transmitirla en todas sus producciones. Por este motivo no me sorprendió nada encontrarme que Herzog había hecho un documental sobre la Antártida. ¿De qué hablará? ¿Pingüinos, focas, icebergs? Las dudas me asaltaban conforme recordaba el documental Grizzly Man, su personal mirada sobre un hombre que entregó su vida por hacer aquello que más le gustaba, convivir con los osos pardos.

El documental de Herzog, narrado con fuerza y lirismo, y con una fotografía soberbia, arranca con unas imágenes espectaculares en las que vemos los fondos marinos del continente. Enormes y extrañas formas caprichosas que crea el hielo congelado de la superficie, de tonos azules a amarillos, acompañados por una preciosa melodía coral. Cuando ya estamos totalmente subyugados al poder de estas imágenes entra la voz del creador, Herzog. El director explicada el motivo por el cuál decidió volcarse en un proyecto de estas características, y es más, le dejó bien claro la productora que no pensaba hacer un documental científico, y que desde luego no hablaría de pingüinos. Así es como el director alemán nos muestra la Antártida, como un conjunto de pequeñas estaciones habitadas por científicos con unas vidas extrañas y muy peculiares.


Herzog (director y técnico de sonido) y Peter Zeitlinger (director de sonido) llegan a la estación McNurdo, centro neurálgico de la Antártida. Allí es donde el realizador retrata la vida en el campamento; entrevista a conductores, científicos, cocineros, etc. Sin embargo a Herzog no le gusta pasar el tiempo en el campamento porque está civilizada, así que cuando puede huye y si marcha a conocer las vidas de los científicos que están en otras estaciones. Es en su recorrido cuando visita a zoólogos, vulcanistas, físicos y biólogos, cada uno de ellos con unas historias mínimas y poderosas. Quizá la más impactante ocurre cuando se entrevista con David Ainley, experto en pingüinos. A la pregunta de que si estas aves conocen la locura el especialista contesta que ha visto comportamientos extraños, como que un pingüino, con el excelente sentido de la orientación que tiene, decida abandonar la manada y adentrarse sólo en el continente. Y esto es lo que ocurre. La cámara de Zeitlinger graba a un pingüino que deja la manada y que, sólo (ya que por normativa se prohibe tocar a estas aves), camina hacia las montañas, donde encontrará una muerte segura. Herzog queda impresionado, al igual que le sucede al espectador a lo largo de los 100 minutos que dura la película.

Encounters at the end of the world es un documental atípico porque es científico a la par que antropológico, nos muestra la diversidad biológica pero a través de las personas que la estudian. En definitiva, Herzog no sólo nos habla de la Antártida y se de su hábitat, sino que nos muestra a las personas que han decidido renunciar a su vida en la sociedad para alejarse y encontrarse con otros seres humanos en el fin del mundo.

Otros documentales de Herzog:

The White Diamond (2004)

Artículo de Rubén S. Ferrer