1 de febrero de 2010

La propuesta australiana de un western





La Propuesta (2005), John Hillcoat

Australia es un país con una densidad de población de 2.5 habitantes por kilómetro cuadrado (en Estados Unidos, 31) que se agrupa mayoritariamente en las costas, una antigua colonia británica que a finales del XIX se convirtió en la prisión perfecta para la chusma que nadie quería en Inglaterra y que sin duda encontrarían acomodo en aquellos desiertos prácticamente habitados por los aborígenes.

El paralelismo con el western crepuscular norteamericano es sorprendemente. Al igual que en Estados Unidos nos encontramos con un país que está siendo transformado por el progreso, donde los héroes de guerra ya no tienen lugar y los indios (los aborígenes australianos) prácticamente erradicados, siguen siendo un problema para los nuevos burgueses, aunque, es verdad, que cada vez más simbólico.

Aprovechando este contexto, John Hillcoat, con la inestimable ayuda de Nick Cave (que también firma el guión) realiza un interesantísimo film de marcado corte lírico, mucho más cercano al Dead Man (1995) de Jim Jarmusch, que al western clásico.



Los forajidos Charlie Burns ( Guy Pearce) y su hermano menor Mike, han sido arrestados por el capitán Stanley (Ray Winstone) acusados de cometer una serie de sangrientos crímenes. Stanley, consciente de que el máximo responsable es el hermano mayor, Arthur (Danny Huston), realiza a Charlie una arriesgada propuesta, si termina con la vida de su hermano mayor, conseguirá la libertad de su indefenso hermano menor.


Charlie sabe que su hermano Arthur es un monstruo, un asesino. Sabe que lo que ocurrió en la casa de los Hopkins fue imperdonable y, aceptando la proposición, inicia un viaje, consciente de que nunca terminará bien.

Tomando como referencia dos películas esenciales, Apocalypse Now (1979) y Sin Perdón (1992), Hillcoat construye una historia asentada en la culpa, en la responsabilidad, en la necesidad de frenar un mal que forma parte de uno mismo y que destruye todo lo que toca.

La maravillosa fotografía de Benoît Delhomme y la magnífica banda sonora de Nick Cave y Warren Ellis subrayan de forma magistral la metáfora del ocaso de un estilo de vida que Charlie inmerso en un estado de meditación constante empieza a asumir.


Al igual que William Munny en Sin Perdón, Charlie Burns es consciente que nunca logrará la redención, y vaga como un fantasma de tiempos pasados en busca de lo único que será capaz de obtener: Justicia.



Otros interesantes westerns contemporáneos:


Sin Perdón (1992), de Clint Eastwood
Dead Man (1995), de Jim Jarmush
Cenizas y pólvora (2001) de Milcho Manchevski
Open range (2002), de Kevin Costner
El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford (2007), de Andrew Dominik
El tren de las 3:10 (2007), de James Mangold
Sukiyaki Western Django (2007) de Takashi Miike


Artículo de David Boscá

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