6 de febrero de 2010

La larga y ancha carretera




The Road (2009), de John Hillcoat

¿Merece la pena vivir? ¿Vale la pena seguir luchando en un mundo que se fragmenta , donde el sol apenas llega y la naturaleza ha muerto, los árboles se desploman y la humanidad está perdiendo todos los valores que la distinguía de otras especies? Sin un objetivo, sin un futuro, sin un lugar donde vivir en paz…

Un hombre ( Viggo Mortensen), a diferencia de su mujer (Charlize Theron) sí que lo cree, y pone todo su empeño para que su hijo ( Kody Smit-McPhee) aprenda a abrirse paso en un mundo desolador. Un padre que es capaz de darlo todo por su hijo, que es capaz de matar, de desconfiar, luchar, lanzar sus recuerdos al mar ( que le hacían demasiado débil en una sociedad tan dura y cruel) o ceder cualquier rastro de alimento por delante de su salud.


Padre e hijo avanzan por lo que queda de las carreteras, siempre en busca de alimento, tan escaso. Desconocen si más allá del mar, existe un mundo mejor, algún rayo de sol, algún animal con vida, y no les queda más que seguir su camino hacia el lejano sur por tierras habitadas por los que algún día fueron hombres y que no dudan en hacer cualquier cosa con tal de sobrevivir (como vemos en la terrorífica escena del sótano).

John Hillcoat, el prometedor director de La propuesta, adapta de forma magistral la novela del mismo nombre ganadora del Pulitzer, obra de Cormac McCarthy (autor también de No es un país para viejos). Lo hace con la ayuda de Nick Cave y Warren Ellis ( partitura original) y con la inestimable aportación del español Javier Aguirresarobe en la complícadísima fotografía.


¿Cómo fotografiar un mundo sin sol? Se planteaba Aguirresarobe y se preguntaba, antes de empezar el rodaje, si la mejor opción era grabar día por noche.

The Road ( La carretera) es un auténtico espectáculo visual, rodada en buena parte en los amargos paisajes de Nueva Orleans, Aguirresarobe saca a relucir su experiencia y aprovecha cualquier rastro de luz proveniente de una vela, de un solitario rayo de luz, de un reflejo en el agua para construir una fotografía sorprendentemente muy natural en un mundo tan gris. Éste filma a padre e hijo en parajes con geometrías surrealistas creando verdaderas obras de arte y Hillcoat decide, con gran criterio, alejarse de otras películas apocalípticas, ahorrándose flashbacks y explicaciones innecesarias y no se ensaña con el espectador, y aunque es verdad que le ofrece verdaderos momentos de angustia, no cae en el dramatismo más sensacionalista.


Las interpretaciones de Viggo Mortensen y de Kody Smit-Mcphee ( de tan sólo 11 años), de una sinceridad tan humana, sin duda están a la altura de las mejores interpretaciones de la más reciente historia del cine.



Otras aventuras post-apocalípticas:

Five (1951), de Arch Oboler
Mad Max (1979), de George Miller
Quintet (1979), de Robert Alman
Doce Monos (1995), de Terry Gilliam
Hijos de los hombres (2006), de Alfonso Cuarón
28 semanas después (2007), de Juan Carlos Fresnadillo
Soy Leyenda (2007), de Francis Lawrence
El incidente (2008), de M. Night Shyamalan


Artículo de
David Boscá

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