10 de febrero de 2010

Con Mary and Max la plastilina se hizo arte




¿Cómo se puede confiar en una academia que nunca premió a genios como Stanley Kubrick, Charles Chaplin, Howard Hawks o Ennio Morricone? No me valen los premios honoríficos y no me vale que una película como Mary and Max, del australiano Adam Elliot, no esté en la ceremonia de este año peleando ( si hubiera todavía alguna opción) la estatuilla a la también fabulosa Up.

Porque Mary and Max no es una película de animación cualquiera y es quizá por eso, por el hecho de que no se ajusta a un público infantil que no reciba su merecida recompensa.


Cuenta la historia de dos personajes muy diferentes pero iguales al mismo tiempo, Mary, una imaginativa niña australiana de madre alcohólica residente en Melbourne y Max, un peculiar, solitario y maniático viejete que vive en Nueva York. Un día Mary, en busca de algún amigo, decide enviar una carta al azar al primer nombre que encuentra en la guía telefónica de Nueva York: Max Horowitz, y así es como se inicia una bonita y duradera relación de amistad por correspondencia.

A través de unas divertidas y en ocasiones negras cartas, ambos van abriendo su corazón y contándose el uno al otro lo que es la soledad o intentando explicar el mundo que les rodea mediante una omnipresente voz en off ( Philip Seymour Hoffman y Toni Collette en el original). Ahora bien, ¿Cómo explica la realidad un viejo con el síndrome de Asperger, que tiene que ayudarse de dibujos para identificar si una persona está triste o contenta? O ¿Cómo lo hace una niña de 8 que piensa que los bebés australianos nacen en las jarras de cerveza?


Viendo Mary and Max uno se pregunta como puede algo tan inocente como la plastilina emocionar de esa forma, atacar tan duramente a los sentimientos incluso hasta la lágrima y al mismo tiempo robar unas cuantas risas, que luchan por salir de forma contenida. La película te agarra y no te suelta en un tiempo…

Sí, son personajes un tanto extremos, sí, sus vidas son duras, al fin y al cabo infelices, pero comparten con nosotros la esencia de la amistad, el sentimiento de unidad y satisfacción, que por desgracia vamos perdiendo en esta sociedad tan deshumanizada.

Para ver el trailer en la lengua de Shakespeare, haz click aquí.

Otras películas para niños de más de 18 años:

Fritz el gato (1972) de Ralph Bakshi
Heavy Metal (1981), de Gerald Potterton
Akira (1988), de Katsuhiro Ôtomo
South park: Más grande, más largo y sin cortes(1999), de Trey Parker
Waking Life (2001), de Richard Linklater
A scanner darkly (2006), de Richard Linklater
Persépolis (2007), de V.Paronnaud y M.Satrapi
Vals con Bashir (2008), de Ari Folman


Artículo de David Boscá

No hay comentarios:

Publicar un comentario