15 de marzo de 2010

El vuelo de los dragones o como la ciencia venció a la magia




Es difícil encontrar una película de animación que haya causado tanto impacto en una generación de niños de todo el mundo como lo hizo El vuelo de los dragones.

Curiosamente, la película, producto del dúo Jules Bass y Arthur Rankin, Jr, fue estrenada directamente en video (y nunca salió de ese formato, porque a día de hoy no está editada), detalle que no hizo más que potenciar su distribución en muchísimos hogares que hacían de los videoclubs una parada obligatoria todos los fines de semana.

El vuelo de los dragones, adapta de forma más o menos libre dos novelas, una del mismo nombre (1979), de Peter Dickinson (autor que se convertirá en el protagonista del film) y The dragon and the George (1976) de Gordon r. Dickson.


Carolinus, es el mago de la naturaleza, el mago verde, y últimamente anda muy preocupado porque la tecnología y el progreso está comiendo terreno a la magia, debilitándola cada vez más. Por eso reúne a sus hermanos, Solarius, el señor de las alturas y las profundidades, Lo Tae Sho, el señor de la trascendencia y Omaddon, el rey de la oscuridad y de la magia negra, para proponerles la creación del último reino de la magia, un lugar para todos aquellos que no tienen cabida en el mundo de los hombres.

Ommadon, propone corromper al propio hombre, dándole armas, codicia, celos y envidias, para que la humanidad misma y su ciencia origine armas y destrucción, dejando vía libre a la magia otra vez.

El resto de hermanos no aprueban a Omaddon, sugiriendo Carolinus visitar a la Antiguedad ( un árbol mágico) con tal de que les muestre el camino para frenar al malvado hermano. Ésta, muestra la imagen de un joven de ciencia, del Boston de un futuro lejano, enamorado de los dragones. Carolinus lo llevará con él a su mundo, pero tras un accidente, su mente se fundirá con el cuerpo de Gorbash, el dragón de Carolinus, con lo que tendrá que iniciar su aventura como dragón y no como hombre.

El vuelo de los dragones es más que una típica película de dibujos animados.



Equiparable, en su justa medida, y en su terreno a otros clásicos de culto de la generación de los noventa como Regreso al futuro o Los Goonies, entretiene, pero con el objetivo último de contar una historia tratando con respeto a los jóvenes espectadores a los que va dirigida.

La banda sonora compuesta por Maury Laws es todo un prodigio. Grabada a fuego en el imaginario de toda una hornada de niños a escala mundial, aporta la emoción, la tensión, en un buen número de escenas memorables como la inquietante aparición de los lóbregos de arena, el terrorífico ataque del ogro o la, posiblemente, escena más especial del film, el sueño del dragon inspirado por unas notas de flauta travesera.


La amistad, el valor, el honor, la superación, el orgullo, el deber, son algunos conceptos presentes en esta inocente producción para televisión, que se atreve, hace ya 30 años, a debatir sobre la presencia de las nuevas tecnologías, la deshumanización del ser humano, el irrefrenable avance del progreso que va a hacer olvidar los valores tradicionales, representado en este caso por el mundo de la magia. Por eso es tan impactante el final, por eso lo recordamos con tanto cariño, porque ni los dragones más fieros del mundo entero pueden hacer nada contra la realidad de la ciencia y la lógica como armas, ante la ilusión de la magia en decadencia.

Un film necesario en estos días grises, donde los niños no tienen más fuente de inspiración que unos (pocos) dibujos animados descafeinados y unos (muchos) frikis televisivos desvergonzados.

Si te gustó El vuelo de los dragones:

El hobbit (1977,TV)
El señor de los anillos (1978)
El retorno del rey (1980,TV)
El último unicornio (1982)
Dragones y Mazmorras (1983, TV)
El viento en los sauces (1987,TV)

Artículo de David Boscá y David Tarrazona

No hay comentarios:

Publicar un comentario