19 de marzo de 2010

Una celda vacía en Shutter Island




“La irremediable lucha por la identidad, me mantiene cuerdo en este mundo de locos”
Marcos Ponce de León

Verano de 1954. Los agentes judiciales Teddy Daniels (Leonardo DiCaprio) y Chuck Aule (Mark Ruffalo) son destinados a una remota isla del puerto de Boston para investigar la desaparición de una peligrosa asesina (Emily Mortimer) recluida en el hospital psiquiátrico Ashecliffe, un centro penitenciario para criminales perturbados dirigido por el siniestro doctor John Cawley (Ben Kingsley). Pronto descubrirán que el centro guarda muchos secretos, y que la isla esconde algo más peligroso que los pacientes... (Filmaffinity).

La película de Scorsese me ha decepcionado, y me explico. Después de disfrutar ( sufrir) con dos grandes películas como Mystic River, de Clint Eastwood y Adiós, pequeña adiós, de Ben Affleck, ambas adaptaciones de la novela de Dennis Lehane, creía que Scorsese, al igual que sus predecesores iba a sacar lo mejor de este autor, realizando una magnífica versión. De hecho, lo hace, firmando una buena película, motivo por el cual pienso que la novela es la que no está a la altura. Por otro lado las referencias del director neoyorkino para Shutter Island eran interesantísimas, agitando con la coctelera el mejor cine de terror de serie B producidas por Val Lewton (La mujer pantera, de Jacques Tourneur o Isle of dead , de Mark Robson) las cintas más claustrofóbicas de la época Weimar (el propio Scorsese hablaba de la presencia de El gabinete del doctor Caligari), los problemas de identidad del mejor cine negro (ejemplo clarísimo en Laura, de Otto Preminger), dramas policiales como Retorno al pasado, también de Jacques Tourneur, La casa en la sombra, de Nicholas Ray o incluso El Proceso, de Orson Welles, películas que el propio director se encargó de proyectar a su equipo.



Es innegable la cinefilia de Scorsese, lo vemos en cada plano (la fotografía de Robert Richardson también ayuda) , en cada secuencia, pero también es innegable que Shutter Island es posiblemente su película más comercial (por desgracia comparte clichés con los thrillers de los últimos años), cosa extrañísima partiendo de unas influencias tan alejadas del Hollywood convencional. Es una verdadera pena que la mestría del director nacido en Queens no luzca como debería al lado de un guión, argumento (novela) como querais denominarlo, tan convencional, tan mascado (el buen cinéfilo se teme lo peor en el ecuador del metraje) y lo peor de todo, tan poco original (si algo tenían las películas de serie B de los 40 es que eran muy originales) a estas alturas de la historia del cine.


Ahora bien, Shutter Island no por ello deja de ser un muy buen thriller de terror psicológico moldeado con forma de pesadilla, donde la realidad se entremezcla con lo onírico, con lo vivido, con lo irreal. Scorsese propone introducirnos en la cabeza de Teddy Daniels (Leonardo di Caprio) con todas sus consecuencias, participar activamente en la investigación del Marshall, mientras vamos conociendo sus miedos, los sentimientos de culpa que le azotan ( es evidente la conexión con el personaje de Dolores con Hari en Solaris y la interpretación que Teddy hace de ella). La película no baja el ritmo en ningún momento, la tensión y el suspense van en aumento, como en las buenas películas, en parte gracias a los inesperados giros de guión, la habilidosa dirección de Martin Scorsese y el saber hacer de la montadora Thelma Schoonmaker, siempre presente en la filmografía del director.


El espectador, confundido (como el propio protagonista) por los flashbacks, por el incuestionable aroma sinestro que desprende la película desde su fantástico arranque, por la dureza de los tratamientos psiquiátricos tan populares en el siglo XIX, por las pistas que Shutter Island va dejando a los más avispados, espera al igual que Teddy encontrarse con la demencia del ser humano, con el terror más absoluto que se esconde tras las escaleras del faro. El inalcanzable faro, donde sin duda reside toda la verdad.


Las referencias:

El gabinete del doctor Caligari, de Robert Wiene (1920)
La mujer pantera, de Jacques Tourneur (1942)
Yo anduve con un zombie,de Jacques Tourneur (1943)
The Seventh Victim, de Mark Robson (1943)
Laura, de Otto Preminger (1944)
Isle of dead, de Mark Robson (1945)
Retorno al pasado (1947)
Crossfire, de Edward Dmytryk (1947)
Jennie, de William Dieterle (1948)
La casa en la sombra, de Nicholas Ray (1952)
Labios sellados, de Karl Malden (1957)
Vértigo, de Alfred Hitchcock (1958)
Suspense, de Jack Clayton (1961)
El proceso, de Orson Welles (1962)
Corredor sin retorno, de Samuel Fuller (1963)
La casa encantada, de Robert Wise (1963)
Titicut Follies, de Frederick Wiseman (1967)


Artículo de David Boscá

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