2 de marzo de 2010

Oscar 2010: Crazy Heart




Conocí esta película a través de los blogs de cine hace cosa de un año. Se trataba de un film en el que Jeff Bridges encarnaba a un cantante de country en horas muy bajas. No sólo me llamó la atención que dicho actor encarnara al personaje, sino que se tratara de una película sobre el mundo de la música, que tuviera una canción brillante, y que el cartel me llamara la atención. Un año después he podido verla.

Crazy Heart cuenta la historia de Bad Blake (el nominado al Oscar Jeff Bridges), un cantante de country, una leyenda viva de la música folk que perdió su status de estrella hace ya mucho tiempo. De cantina en cantina Blake intenta ganarse la vida tocando en directo mientras su manager le consigue bolos y le pide que escriba canciones. Pero el cantante ya no puede escribir porque hace mucho que ahogó su talento en un vaso de whisky. En uno de esos bolos, al que llega después de pasar muchas horas en la carretera, encuentra a la joven periodista Jean Craddock (Maggie Gyllenhaal, también nominada), que en su afán por conocer al entrevistado termina involucrándose demasiado para acabar en los brazos del músico, que anteriormente estuvo casado y que tiene un hijo del que no sabe nada. Si la vida de Blake es inestable, pobre, y su fama ha quedado reducida a los clientes de los bares, la vida de su pupilo Tommy Sweet (Colin Farrell) es todo lo contrario; a costa de su maestro Tommy se ha convertido en el cantante country de moda. Sin embargo la vida de Blake da un giro cuando su manager le pide que escriba las canciones del nuevo disco de su antiguo alumno.


La película, escrita y dirigida por Scott Cooper, basada en la novelas de Thomas Cobb, es una de esas historias que tanto gustan a los norteamericanos; alguien que está en las horas más bajas de su vida y que encuentra el motivo de superación por el que salir del agujero y volver a luchar. El film crepuscular de Crazy Heart cuenta justo con este guión; el personaje principal debe hacer frente a su ego y a su alcoholismo, luchar contra ambos y asumir que los tiempos mejores ahora pertenecen al pasado. Al final lo que queda es la convivencia con el día a día.

Crazy Heart representa varias similitudes con el western crepuscular. En ella tenemos al personaje principal con una vida destruida y disoluta, la chica de la que no debe enamorarse, el personaje opuesto (enemigo) encarnado por su pupilo, y el amigo que le apoya en sus peores momentos. Clásico en todos los sentidos. Si a esto le sumamos la fotografía y los encuadres del director de fotografía Barry Markowitz podremos asegurar que estamos en un western, una película en la que no hay vacas, ni armas; pero sí tenemos sombreros, botas, alcohol y una banda sonora excelente.



La música, compuesta por el difunto Stephen Bruton y T-Bone Burnett, ambos amigos y reconocidos músicos de folk y country, cuenta con las interpretaciones de Colin Farrell y Jeff Brigdes, quien a su vez combina la faceta de actor con la de músico y compositor (publicó su primer disco, Be Here Soon, en el 2000). Las letras, evidentemente, se centran en la temática de la película. Hablan de problemas del día al día, de la carretera, de ser alcohólico, de no tener un hogar propio, etc. Letras que están arraigadas dentro de la cultura norteamericana. El tema principal The Weary Kind, interpretada por Ryan Bingham, está nominada a la mejor canción.


Crazy Heart es un film bien resuelto, con unos personajes interesantes, trabajados minuciosamente, y con una fotografía simplemente preciosa. No obstante pienso que el tratamiento del alcoholismo, el gran problema de Bad, es flojo en todo sus aspectos. Cuando toca fondo, al final del segundo acto, cuando apenas queda media hora para terminar la película, el personaje decide entrar en el una clínica, de la que sale completamente curado, y con ganas de volver a recuperar su vida. Existen otra películas que tratan a personajes que consiguen sobreponerse a sus adicciones, y en mi opinión The Wrestler (El luchador), de Darren Aronosfky, es la mejor que se ha hecho en estos último años. Y aunque este sea el pie del que más flojea, Crazy Heart sigue siendo una bonita historia de superación y redención.


Artículo de Rubén S. Ferrer

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