20 de enero de 2010

Anticristo y el paroxismo



Ésta es la película mas controvertida y polémica de la pasada edición del Festival de Cannes. Desde luego que la bruma de críticas flotan alrededor del director Lars Von Trier, acusándolo de misógino. Pero desde mi humilde interpretación fílmica no es, en absoluto, un largometraje cargado de misógina. Sino todo lo contrario amén del final que obviamente no voy a contar. Pero la “aristocrática clase” de la costa azul de Cannes que perdían el conocimiento en la proyección, de la crítica española, y de cuatro directores que censuran sin ser los mas adecuados para abrir la boca, pusieron esta película de vuelta y media.

A mi parecer, sólo se quedaron en la superficie, ni siquiera se preocuparon en bucear más hondo, en excavar para encontrar el verdadero significado a un largometraje cargado de: asociación de ideas; maestría del lenguaje fílmico del director danés; alusiones a la crueldad, tanto de la naturaleza y de la religión (ablación, el patriarcado religioso y la connotación negativa de la mujer a lo largo de la historia); etc. Por tanto solo se quedaron en las secuencias más duras (aviso…no es un cuento de Disney sino que es terror desde lo mas oscuro de la psiqué humana).

Sin embargo, el film fue un medicamento que ayudó al director en su terapia ante la depresión, y como medicamento, deberían consultar a su médico antes de verla porque no es apta para estómagos delicados, personas que lleven cafinitrina en su dieta o se tenga alguna patología sensible. La polémica está servida, y Lars Von Trier utilizó su crisis depresiva y su terapia como fuente de inspiración para crear esta historia.

La cinta está segmentada en: un prólogo que a mi parecer, es poesía cinematográfica, y nos da un motivo para viajar a través de los oscuros pasillos de la mente humana. Seguido por tres capítulos: el duelo, el dolor y la desesperación. Finalmente el film cierra con un epílogo.



“Tras el suicidio del hijo, el matrimonio protagonista de Antichrist, Él (Willem Dafoe) y Ella (Charlotte Gainsbourg), deciden comenzar una terapia para lograr encontrar el equilibrio en sus vidas. Al no lograrlo, Él psicólogo de profesión, opta por ahondar en los miedos de Ella para tratar de ayudar a su mujer, proponiéndole una terapia de psicología inversa por lo que decide que deben pasar una temporada en los bosques en los que hay una pequeña cabaña que Ella identifica como el lugar del que parten sus miedos. Allí continuaran la terapia pero la naturaleza les pondrá al limite de sus resistencias”.


El ritmo narrativo en el arranque es soporífero y lento pero va in crescendo manteniéndote agarrado a la butaca hasta los créditos. Todo ello, envuelto en una atmósfera enrarecida y densa que multiplica el dramatismo. Se salpican secuencias de sexo explícito y torture porn, de angustia y desesperación macerados con elementos estilísticos fotográficos que recuerda a composiciones pictóricas.

A parte de la labor del director, la interpretación de Charlotte Gainsbourg demuestra que es una actriz que se atreve con todo y muestra su desnudez, violencia y desgarro interior en su interpretación con gran maestría. Ello, le valió el premio a mejor actriz en el Festival de Cannes en el 2009. Por otra parte el papel de Willem Dafoe es menos agradecido, pero von Trier apuesta acertadamente por un valor seguro como es este actor cargado de personalidad. Ambos consiguen que el espectador se adentre en el delirio y la locura con una gran sobredosis de inquietud.


Esta película no es un claro ejemplo del cine Dogma, como el mismo director Lars von Trier, Thomas Vinterberg y Soren Kragh-Jacobsen manifestaron en 1995. Lars von Trier parece abandonar el Manifiesto a la hora de realizar el séptimo arte, ya que añade musicalizaciones, recursos de montaje e iluminación y no duda en fijar la cámara al suelo en algunos momentos del guión, y por supuesto encasillar el largometraje en un género algo ambivalente, entre otras cosas. Aun así, no merma su calidad y estilo personal como creador aunque sí se puede desentender del espectador en algún momento y nos conduce al paroxismo.


Películas recomendadas:

The Shining, de Stanley Kubrick, 1980
Sacrificio, de Andrei Tarkovsky, 1986
Misery, de Rob Reiner, 1990
In the mouth of madness, de John Carpenter
Audition, de Takashi Miike, 1999
La pianista, de Michael Haneke, 2001


Artículo de Pepo Ruiz

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